Saludos y saludos al querido y noble pueblo de Irán.
En primer lugar, honro la memoria de los valiosos mártires de los recientes acontecimientos —nuestros comandantes y científicos mártires — , quienes fueron un recurso invaluable para la República Islámica. Sirvieron con gran dedicación y ahora, si Dios quiere, reciben la recompensa divina en presencia del Todopoderoso.
Considero necesario expresar algunas felicitaciones al noble pueblo de Irán:
- Victoria sobre el falso régimen sionista. Este régimen, con todo su alboroto y sus pretensiones, fue casi aplastado por los golpes de la República Islámica. Nunca se les ocurrió que tales ataques pudieran provenir de Irán, pero ocurrió. Damos gracias a Dios por ayudar a nuestras fuerzas armadas, que lograron eludir sus avanzados sistemas de defensa multicapa y arrasar muchas de sus zonas urbanas y militares con nuestro armamento avanzado. Esta es una de las mayores bendiciones de Dios y demuestra que cualquier agresión contra Irán tiene un alto precio para el agresor. Esta victoria pertenece a nuestras fuerzas armadas y a nuestro pueblo, que las formó, apoyó y empoderó.
- Victoria sobre el régimen estadounidense. Estados Unidos entró directamente en la guerra, temiendo que, de lo contrario, el régimen sionista sería destruido. Sin embargo, no obtuvo ningún beneficio de esta guerra. Atacaron nuestras instalaciones nucleares —lo cual, en sí mismo, está sujeto a acciones legales internacionales — , pero no lograron nada significativo. El presidente estadounidense exageró los acontecimientos para encubrir su fracaso, algo evidente para cualquiera que lo escuchara. En respuesta, Irán asestó un duro golpe a una de las bases clave de Estados Unidos en la región —la base aérea de Al-Udeid— y causó daños. Los mismos medios que exageraron el ataque estadounidense intentaron minimizar la respuesta iraní, pero fue un acontecimiento significativo. La capacidad de Irán para atacar importantes objetivos estadounidenses en la región no es poca cosa, y puede repetirse si se le provoca.
- Unidad del pueblo iraní. Ha surgido una unidad extraordinaria entre los casi 90 millones de iraníes. Unidos en palabra y obra, el pueblo se mantuvo unido, expresó su solidaridad y apoyó a las fuerzas armadas. Irán demostró su fuerza y unidad, algo que el mundo debería reconocer.
Y ahora, un punto clave:
El presidente de Estados Unidos declaró recientemente que Irán debe «rendirse». Ya no se trata de enriquecimiento de uranio ni de programas nucleares, sino de exigir la capitulación total de Irán. Semejante exigencia es ridícula. Un país con la historia, la cultura y la férrea determinación nacional de Irán jamás se rendirá. Quienes conocen al pueblo iraní entienden que esto es un insulto.
Durante décadas, Estados Unidos se ha opuesto a Irán con diversos pretextos: derechos humanos, democracia, derechos de las mujeres, enriquecimiento nuclear, misiles… de todo. Pero, en realidad, solo quieren la rendición de Irán. Los líderes estadounidenses anteriores ocultaron esta exigencia tras un lenguaje diplomático. Este la reveló abiertamente.
El pueblo iraní debe comprender que el verdadero problema de Estados Unidos es que se niega a aceptar un Irán independiente y soberano. Pero la rendición jamás ocurrirá. Jamás.
Irán es una nación poderosa con una profunda civilización, cuya riqueza cultural e histórica supera a la de Estados Unidos. La expectativa de que Irán se someta es un absurdo del que la gente sabia solo se reirá.
El pueblo iraní es y seguirá siendo honorable y victorioso. Que Dios proteja a esta nación con dignidad y honor, que eleve el rango de nuestro difunto gran imán, y que el Imán Mahdi (que nuestras almas se sacrifiquen por él) se complazca con esta nación y le conceda la ayuda divina.
«La paz y las bendiciones sean contigo».
26 de junio de 2025
Fuente: https://t.me/frontflict/38380