Patxi Ruiz‑i eskainia1
A comienzos de febrero me pidieron mi opinión sobre los cambios acaecidos en Euskal Herria en la última década. Dije que sí, naturalmente, pero avisé que tardaría un tiempo porque la situación se estaba complejizando rápidamente y era necesario ver si las diversas crisis ya existentes entonces daban un salto cualitativo a otra crisis superior: aumentaba la agresividad yanqui y la resistencia de los pueblos contra ella. El capitalismo mundial se acercaba a la recesión que podía anunciar una depresión. Los datos de la crisis socioecológica empeoraban día a día. Los Estados español y francés tenían cada vez más dificultades pese a arreglos puntuales. En Euskal Herria, por el lado de la realidad, aumentaban los grupos que se reivindican de la izquierda abertzale y la lucha de clases avanzaba con múltiples ejemplos que no podemos resumir aquí; y por el lado de la «normalización social», se intensificaba el acercamiento entre el reformismo abertzale y la socialdemocracia estatal.
De repente se produjo lo que ya se venía anunciando con reiterada insistencia: el impacto de un proceso «exterior», el coronavirus, sobre un sistema muy debilitado en su «interior», dentro de la totalidad socionatural. En muy poco tiempo volvió a confirmarse la incapacidad burguesa para responder a catástrofes súbitas, fracaso tanto más estrepitoso cuanto que existían muchas advertencias de que podría producirse de manera inminente y de que el capitalismo estaba tan podrido que apenas resistiría golpes contundentes a no ser que fuera girando rápidamente al autoritarismo más reaccionario basado en la represión reforzada por una pasividad obediente irracional.
La primera cuestión que se debía aclarar era, por tanto, la del poder2 y la de la crisis3, es decir, la de esclarecer cómo las facciones más poderosas del capital utilizarían el Covid-19 como arma para salvarse descargando la muerte sobre la humanidad y debilitando a las burguesías competidoras, y de ahí el texto del 25 de marzo centrado en el poder. Y la segunda cuestión era, es, la de analizar y prevenir la ola de irracionalismo que se expande impulsada por dos fuerzas: una, la planificada provocación por los aparatos estatales, extra y para estatales, por la industria político-mediática, por grupos de extrema derecha y por las iglesias cristianas, etc.; y otra, la relativa fuerza autónoma que tiene el irracionalismo anclado en lo más profundo del inconsciente, autonomía siempre sujeta en última instancia a la dialéctica de las contradicciones sociales y de la lucha de clases en suma, pero que nunca debemos despreciar porque, como se verá, se convierte en una terrible fuerza opresora en manos de la reacción.
En lo que respecta a la segunda parte, a esta, el irracionalismo rebrota y crece en la medida en que las contradicciones que impulsan la aceleración del tiempo histórico han dado forma a un explosivo cóctel de represión, miseria y fascismo4, cóctel que no puede ser interpretado ni por la parte democraticista abstracta de la ideología burguesa, ni tampoco por la más abiertamente reaccionaria porque esa ideología, en cuanto falsa conciencia, está incapacitada estructuralmente5 para ello. Incluso la propia ciencia médica no imaginaba lo que se le venía encima6, y lo que es cualitativamente peor ya que atenta al principio de precaución supeditando la vida al capital: la poderosa farmaindustria se negó a investigar la prevención de posibles pandemias7.
Por esto, el componente irracional de la ideología burguesa ha tenido tanta facilidad para recurrir a los irracionalismos surgidos en pasadas crisis, buscando en ellos el modelo para la presente. La aceleración del tiempo histórico es un indicio característico de la velocidad creciente de formación de una crisis estructural, sistémica. Tal aceleración se incrementa en la medida en que esa crisis se refuerza con nuevas contradicciones que han emergido de golpe aunque llevaran un tiempo gestándose. Entonces, el imperialismo8 opta decididamente por la sinrazón de la fuerza bruta.
La ideología burguesa en su forma «democrática» está sorprendida y superada, desbordada, por una situación que aparece como un caos sin leyes internas, aunque existan de hecho. Semejante abismo inquietante entre apariencia y realidad, refuerza el irracionalismo genérico con nuevas formas concretas impulsadas por las facciones más poderosas del capital, mientras que otras facciones menores y el reformismo pretenden reavivar viejas creencias e ilusiones que fracasaron ya en su tiempo, como los diversos neo keynesianismos, filantropismos9 y alivios bienintencionados de la deuda10, por no hablar sobre la infinidad de propuestas de un «nuevo contrato social». Pero la esperanza roja radica en que, bajo estas gigantescas presiones tectónicas, pueda acelerarse la aparición de una izquierda revolucionaria que materialice en el presente aquella máxima de Lenin según la cual debemos ser tan radicales como radicales son las contradicciones del capital.
En efecto, si algo llama la atención de la última década en la izquierda abertzale es la forma particular y singular en la que vuelve a repetirse la experiencia universal de las contradicciones nuevas generadas por las crisis. En diez años, la izquierda abertzale primero se rompió en su misma identidad, en su razón de ser; luego sufrió un tremendo bajón en su combatividad mientras que simultáneamente el reformismo se cimentaba; después se han empezado a recuperar diversas bases militantes a la vez que surgían nuevos grupos de izquierda; y ahora la mayoría de estos grupos revolucionarios desarrollan una visión estratégica contra el actual capitalismo y, gradualmente, esa mayoría va comprendiendo la necesidad de un acercamiento siempre vivido pensado dentro de la creciente lucha de liberación nacional de clase reiniciada desde al menos comienzos de 2018. Quien desee una explicación más detallada de la situación vasca de hace diecisiete meses, casi de ayer, la encontrará aquí11.
Dando por supuesto que se haya leído (¿?) la entrevista, debemos añadir que lo más importante acaecido en este año y medio transcurrido ha sido, en síntesis, la agudización lenta pero imparable del choque entre la razón y la sinrazón en dos fases: la primera, hasta finales del 2019 y, la segunda, con un súbito relanzamiento planificado del irracionalismo sociopolítico desde que los tres partidos de la derecha y extrema derecha –C’s, PP y Vox – , con el apoyo absoluto de organizaciones llamadas «sociales» y «civiles» de ideología frecuentemente tridentina, nacional-católica, fascista12. De entre las características de este irracionalismo en ascenso planificado, una de ellas es el llamamiento a la «libertad individual» que ya en 2007 Aznar, líder de la derecha-derecha, reivindicó nada menos que con la libertad de beber todo el alcohol que se quisiera antes de conducir un vehículo.
En 2018, D. Bernabé había constatado que «existe un fascismo subyacente en la sociedad neoliberal que plantea los problemas sociales como una simple suma de malas decisiones individuales»13: se trata de anular el antagonismo capital-trabajo y de reforzar el nacionalismo imperialista, troceando la realidad hasta tal punto que la atomización absoluta impida la lucha común. Entonces los grupos fascistas se atreven a atacar al pueblo porque creen que no resistirá, cosa que intentaron en la primavera de 2019 en varios sitios de Euskal Herria sufriendo una tremenda derrota14, pero ahora vuelven a la carga.
El asalto a las calles y a la razón que en las últimas semanas está realizando la extrema derecha española, mostrando orgullosamente su «libertad» de infectarse con el Covid-19, nos remite en directo a la irracionalidad del capital. Lo mismo ocurre con la burguesía vascongada cuando hace que su partido más representativo, el PNV, se comporte como un obseso15 del dinero al imponer la rápida vuelta a la explotación laboral, al adoctrinamiento escolar y al adelanto de las elecciones autonómicas al mes de julio sin existir garantía de seguridad sanitaria, ocultando datos sobre la mayor represión en los barrios obreros que en los burgueses16: en el fondo es la misma irracionalidad de Trump17 cuando obliga al proletariado a escoger entre coronavirus o hambre para que no se hunda la bolsa de valores.
La importancia de explicar un poco por qué y cómo las cadenas irracionales impiden la praxis de las clases explotadas, radica precisamente en que, aun habiendo una recuperación de la lucha de clases, sin embargo y por el lado humano, permanecen pasivas amplias franjas explotadas, y por el lado irracional, se recompone su expresión social: el fascismo. Sigamos un poco este proceso porque necesitamos una mínima perspectiva histórica. En 2003, en plena euforia imperialista, Jappe escribió que:
La crítica del fetichismo de la mercancía exige la superación de todas las formas fetichistas y, en consecuencia, también de la forma fetichista del sujeto que no puede imaginar que «el vender y el comprar jamás tendrán fin». Hay que romper también en el plano personal, por todos los valores impuestos por la sociedad mercantil, las exigencias creadas por el dinero, la valoración del trabajo, la dicha prometida por la mercancía y el culto al éxito y a la eficacia18.
La izquierda debía enfrentarse al fetichismo de la mercancía incluso en los años de auge aparente porque ahí, en el fetichismo, se escondía el nudo gordiano del antagonismo entre la libertad y la irracionalidad, como veremos. Jappe pertenecía a ese reducido grupito que, contra la aparente «realidad», profundizaba en el rigor marxista. Aparente «realidad» porque por debajo de la propaganda, el capitalismo estaba podrido, aunque demostrarlo antes de 2007 parecía imposible del todo ya que todo parecía indicar que el vender y el comprar eran eternos. La realidad cruda empezó a sufrirse desde ese 2007, cuando el capital develó su sinrazón, pero entonces las fuerzas irracionales que ya aullaban desde hacía unos años empezaron a hacerse más aterradoras. Fue en ese momento cuando la izquierda abertzale aceleró su desplome en el fetichismo básico: el de la supeditación de todas las expresiones de la lucha de clases a la adoración del legalismo burgués.
Como dijimos en la entrevista arriba recomendada, no es casualidad que fuera precisamente en 2007 cuando en una historia cuasi-oficial de ETA se justificaba sin venir a cuentos y sin posibilidad de réplica una de las tesis centrales del reformismo de siempre: «A partir de Mayo del 68 se empieza a hablar abiertamente en la izquierda en Europa de la crisis del proletariado como sujeto histórico y la necesidad de encontrar nuevos motores del proceso en los movimientos sociales, aunque en el Estado español este relevo había quedado ralentizado por la pervivencia de la dictadura»19.
La recordamos aquí no para hablar sobre su escoramiento hacia corrientes postmodernas y postmarxistas, a las que volveremos en este texto; ni para refocilarnos en la fácil venganza de la historia tras los trece años que dura la actual Gran Depresión, sino para mostrar el marco ideológico que iba extendiéndose en la izquierda abertzale y que al muy poco terminaría produciendo vergüenza intelectual ajena al leer los documentos oficiales que explicaban la «nueva estrategia». Para 2010 estaba muy arraigada en ciertos sectores de la izquierda abertzale la creencia de que el proletariado, si no había desaparecido físicamente, sí se había aburguesado bastante. Hubiera sido muy positivo frente a tanta superficialidad, reflexionar sobres estas palabras de T. Eagleton:
Un esclavo sabe que lo es, pero conocer por qué es un esclavo supone el primer paso para dejar de serlo. Así pues, al describir cómo son las cosas, esas teorías ofrecen también una vía para superarlas y alcanzar un estado más deseable. Pasan de exponer «cual es» la situación a proponer «cual debería ser». Las teorías de ese tipo hacen posible que los hombres y las mujeres se describan a sí mismos y describan sus situaciones de un modo que controvierte tales realidades, y que, por consiguiente, les permite redescribirse a sí mismo y a sí misma. Hay, en este sentido, una estrecha relación entre razón, conocimiento y libertad […] Cuanto más podemos comprender, más podemos hacer […] el tipo de comprensión que realmente importa es el que solo puede producirse a partir de la lucha práctica20.
La relación entre razón, conocimiento y libertad es la esencia de la praxis, o si deseamos ir al núcleo del materialismo, el corazón de la antropogenia. El propio T. Eagleton nos dice que el término praxis procede del griego antiguo que denota «aquellas actividades que son libres y que nos realizan personalmente mediante las que transformamos el mundo. En la antigua Grecia, la palabra hace referencia, de hecho, a cualquier actividad de un hombre libre por contraposición a la de los esclavos»21. Por tanto, la importancia clave de la lucha contra el irracionalismo radica en que la razón, el conocimiento y la libertad son la base de la praxis que humaniza a nuestra especie.
- Carlos Aznárez: S.O.S. por Patxi Ruíz, preso político vasco en lucha por sus derechos, 16 de mayo de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/05/16/s‑o-s-por-patxi-ruiz-preso-politico-vasco-en-lucha-por-sus-derechos/).
- Véase: El Covid-19 y la cuestión del poder, 26 de marzo de 2020, disponible en la red.
- Véase: De las subcrisis al Covid-19: 1987,1991, 1994, 1996, 2001, 2007… (1 de 2). Doce apuntes sobre marxismo (XI de XII), 13 de abril de 2020, disponible en la red.
- Mezcla explosiva de miseria, represión y fascismo, 25 de mayo de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/05/25/mezcla-explosiva-de-miseria-represion-y-fascismo/).
- Lisímaco Velasco: Nadie estaba preparado, 2 de mayo de 2020 (https://diario-octubre.com/2020/05/02/nadie-estaba-preparado/).
- Oriol Güell: Los guardianes de la salud europea subestimaron el peligro del virus, 13 de mayo de 2020 (https://elpais.com/sociedad/2020 – 05-18/los-guardianes-de-la-salud-europea-subestimaron-el-peligro-del-virus.html).
- R. Rejón, A. Gil: Las farmacéuticas rechazaron investigar en prevención de pandemias como la Covid-19 en la entidad mixta de medicamentos de la UE, 25 de mayo de 2020 (https://www.eldiario.es/sociedad/farmaceuticas-rechazaron-COVID-19-medicamentos-UE_0_1029947343.html).
- Stella Calloni: Un imperio en decadencia. Terrorismo residual y fundamentalismo bárbaro, 30 de abril de 2020 (https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/04/30/pensamiento-critico-un-imperio-en-decadencia-terrorismo-residual-y-fundamentalismo-barbaro/).
- Renán Vega Cantor: Coronavirus y filantropicapitalismo, 20 de mayo de 2020 (https://rebelion.org/autor/renan-vega-cantor/).
- Thomas Piketty: Esta crisis económica global torna aún más relevante un plan de alivio de la deuda, 10 de mayo de 2020 (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/thomas-piketty-esta-crisis-economica-global-torna-aun-mas-relevante-un-plan-de-alivio-de-la-deuda-nid2363524).
- Andoni Baserrigorri, entrevista a Iñaki Gil de San Vicente: «Nadie, ninguna organización, puede negar el derecho a crear algo nuevo», 18 de diciembre de 2018 (https://www.boltxe.eus/2018/12/18/inaki-gil-de-san-vicente-nadie-ninguna-organizacion-puede-negar-el-derecho-a-crear-algo-nuevo/).
- Marat: El fascismo amenaza la vida para recuperar el beneficio del capital. La única respuesta posible es de clase, 24 de mayo de 2020 (https://diario-octubre.com/2020/05/24/el-fascismo-amenaza-la-vida-para-recuperar-el-beneficio-del-capital-la-unica-respuesta-posible-es-de-clase/).
- Daniel Bernabé: La trampa de la diversidad, Akal, Madrid 2018, p. 177.
- Véase del autor: Cinco lecciones básicas de las movilizaciones antifascistas, 16 de abril de 2019 (https://www.lahaine.org/est_espanol.php/cinco-lecciones-basicas-de-las).
- M. de la Fuente, Ll. Rodríguez Algans, J. Bernal Zubiri: El cierre temporal de la producción en época de pandemia, 6 de abril de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/04/06/el-cierre-temporal-de-la-produccion-en-epoca-de-pandemia/).
- Danilo Albín: ¿Hay más permisividad policial por el estado de alarma en los barrios ricos? El secreto que todos evitan revelar, 24 de mayo de 2020 (https://www.publico.es/sociedad/hay-permisividad-policial-alarma-barrios-ricos-secreto-evitan-revelar.html).
- Andre Damon: Encubrimiento de la pandemia en EEUU culpable por decenas de miles de muertos, 23 de mayo de 2020 (https://www.wsws.org/es/articles/2020/05/23/pers-m23.html).
- Anselm Jappe: Las aventuras de la mercancía, Pepitas de Calabaza, La Rioja, 2016, p. 229.
- Iker Casanova: ETA 1958 – 2008. Medio siglo de historia, Txalaparta, Lizarra 2007, p. 258.
- T. Eagleton: Por qué Marx tenía razón, Península, Barcelona 2011, p. 141.
- T. Eagleton: Ídem, p. 126.