Tri­ple cri­sis en Nigeria

El pasa­do 31 de mayo los dos prin­ci­pa­les sin­di­ca­tos de Nige­ria, el Nige­rian Labour Con­gress (NLC) y el Tra­de-Union Con­gress (TUC), deci­die­ron empren­der una «huel­ga gene­ral inde­fi­ni­da» para exi­gir un aumen­to impor­tan­te del sala­rio míni­mo y pro­tes­tar por el des­cen­so gene­ra­li­za­do del nivel de vida.

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Las polí­ti­cas ultra­li­be­ra­les del gobierno aplau­di­das por el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI) han pro­vo­ca­do una infla­ción infer­nal que ha gene­ra­do una gene­ra­li­za­ción muy rápi­da de la mise­ria. En 2023 a infla­ción era del 30% y en abril de 2024 lle­gó al 33,6%, lo que tuvo como con­se­cuen­cia inme­dia­ta fami­lias que ya no pue­den ali­men­ta­se y que se pri­van de hue­vos, de car­ne o de leche.

Obe­de­cien­do las lla­ma­das «reco­men­da­cio­nes» del FMI, que son exi­gen­cias de hecho, el gobierno ya había deci­di­do en cuan­to lle­gó al poder hace un año aca­bar con la sub­ven­ción de los car­bu­ran­tes, lo que tuvo el efec­to inme­dia­to de tri­pli­car el pre­cio de la gaso­li­na. Esta medi­das era solo una de las suge­ri­das por el FMI.

Aus­te­ri­dad a mar­chas forzadas

Con el pre­tex­to de sanear las finan­zas públi­cas, des­de el año pasa­do tam­bién se han apli­ca­do otras medi­das neo­li­be­ra­les, como eli­mi­nar todas las res­tric­cio­nes en el mer­ca­do de divi­sas o las medi­das de aus­te­ri­dad para el sec­tor públi­co. Estas medi­das se apli­can des­pia­da­da­men­te en un país don­de el 40% de la pobla­ción ya está por deba­jo del umbral de la pobre­za, según datos del pro­pio Ban­co Mundial.

Aun­que la pobla­ción se hun­de cada vez más en la super­vi­vien­cia, en su últi­mo infor­me el FMI se con­gra­tu­la y feli­ci­ta al gobierno nige­riano: «Nige­ria ha empren­di­do un camino de ambi­cio­sas refor­mas bajo el nue­vo gobierno del pre­si­den­te Bola Tinu­bu, con el obje­ti­vo de res­ta­ble­cer la esta­bi­li­dad macro­eco­nó­mi­ca y de apo­yar un cre­ci­mien­to más inclusivo».

Así pues, se espe­ra­ban con impa­cien­cia las nego­cia­cio­nes sobre el sala­rio míni­mo, que actual­men­te es de 30.000 nai­ras (esto es, unos 20 euros), mien­tras que los sin­di­ca­tos exi­gen que suba a 494.000 nai­ras (unos 300 euros).

No es de extra­ñar que hubie­ra un segui­mien­to gene­ra­li­za­do del movi­mien­to; sobre todo hubo impor­tan­tes cor­tes de elec­tri­ci­dad, alte­ra­cio­nes del trá­fi­co aéreo, cie­rre total de los esta­ble­ci­mien­tos esco­la­res, etc. La mag­ni­tud del movi­mien­to ha obli­ga­do al gobierno a reini­ciar las nego­cia­cio­nes y a los sin­di­ca­tos a deci­dir una tre­gua mien­tras duren estas.

Las con­se­cuen­cias de some­ter­se al FMI

Sin embar­go, nada está resuel­to, y el FMI y el Ban­co Mun­dial siguen pre­sio­nan­do para que no dis­mi­nu­ya la velo­ci­dad a la que se apli­can las refor­mas de aus­te­ri­dad. Por ejem­plo, el pasa­do 14 de junio el Ban­co Mun­dial con­ce­dió un prés­ta­mo de 2.250 millo­nes de dóla­res tras pre­ci­sar: «Lo esen­cial es man­te­ner la diná­mi­ca empren­di­da por las nue­vas polí­ti­cas eco­nó­mi­cas del pre­si­den­te Bola Tinu­bu, que sitúan al país en una nue­va sen­da que pue­de esta­bi­li­zar su eco­no­mía y, a lar­go pla­zo, sacar así a su pue­blo de la pobreza».

Esta nue­va medi­da de la que se feli­ci­tan el Ban­co Mun­dial y el FMI se tra­du­jo con­cre­ta­men­te el pasa­do mes de mayo en que el pre­cio de la elec­tri­ci­dad cues­ta el doble. Esta escan­da­lo­sa últi­ma medi­da es lo que des­ató la ira de los sin­di­ca­tos y de la población.

Se pro­du­jo así en Nige­ria lo que ya ha suce­di­do en muchos paí­ses de Asia, Áfri­ca y Amé­ri­ca Lati­na que han segui­do las «reco­men­da­cio­nes» del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal para obte­ner prés­ta­mos. La lógi­ca que hay detrás de las con­di­cio­nes que impo­ne el FMI siem­pre es idén­ti­ca: reti­ra­da del Esta­do, pri­va­ti­za­ción de los ser­vi­cios públi­cos, aca­bar con las sub­ven­cio­nes de pro­duc­tos de pri­me­ra nece­si­dad, etc.

El FMI y el Ban­co Mun­dial, alia­dos obje­ti­vos del terrorismo

Esta reti­ra­da del Esta­do y de los ser­vi­cios públi­cos, y esta pau­pe­ri­za­ción gene­ra­li­za­da de la pobla­ción son uno de los prin­ci­pa­les cal­dos de cul­ti­vo de los gru­pos terro­ris­tas que, como en toda la región, tra­tan de des­es­ta­bi­li­zar el país. Como era de espe­rar, estos gru­pos han apro­ve­cha­do esta cri­sis social para reini­ciar sus ofensivas.

El pasa­do sába­do 29 de junio hubo varios aten­ta­dos sui­ci­das en el esta­do de Bomo, uno de los feu­dos del gru­po Boko Haram, aten­ta­dos que tuvie­ron un duro balan­ce pre­sen­ta­do así el infor­me de la poli­cía del esta­do: «Has­ta el momen­to han muer­to en los aten­ta­dos die­cio­cho per­so­nas, entre niños, hom­bres, muje­res y muje­res emba­ra­za­das […], tam­bién hay otras die­ci­nue­ve víc­ti­mas gra­ve­men­te heridas».

La pau­pe­ri­za­ción gene­ra­li­za­da y la deses­pe­ra­ción que pro­vo­ca son uno de los ele­men­tos cla­ve pre­sen­tes en todos los paí­ses en los que se han esta­ble­ci­do los gru­pos terro­ris­tas. En este sen­ti­do, el neo­li­be­ra­lis­mo y sus polí­ti­cas eco­nó­mi­cas, impues­tas por el Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal y el Ban­co Mun­dial, son alia­dos obje­ti­vos de la des­es­ta­bi­li­za­ción terrorista.

Ade­más, pre­co­ni­zar la reti­ra­da del Esta­do y la pri­va­ti­za­ción de los ser­vi­cios públi­cos impi­de al Esta­do poder cons­truir la nación. En efec­to, estas medi­das lle­van al casi aban­dono de algu­nas regio­nes para con­cen­trar los recur­sos en luga­res ren­ta­bles para las mul­ti­na­cio­na­les. Las refor­mas estruc­tu­ra­les aís­lan deter­mi­na­das regio­nes, minan la uni­dad nacio­nal y pro­du­cen un sen­ti­mien­to de aban­dono en vas­tas regio­nes del país.

Solo con el apo­yo popu­lar se pue­de librar una lucha efi­caz con­tra la des­es­ta­bi­li­za­ción terro­ris­ta. Esta lucha nece­si­ta la pre­sen­cia del Esta­do y que este asu­ma su fun­ción de gene­ra­dor de uni­dad y de cohe­sión nacio­nal. Ade­más, la inse­gu­ri­dad eco­nó­mi­ca a menu­do lle­va a reple­gar­se cada uno en su pro­pio gru­po étni­co o comu­ni­ta­rio, lo que tien­de a hacer que sur­jan ten­sio­nes entre las comu­ni­da­des. Tes­ti­mo­nio de ello es el últi­mo infor­me de Amnis­tía Inter­na­cio­nal, publi­ca­do el 26 de junio, que cifra en 2.500 las per­so­nas muer­tas en enfren­ta­mien­tos entre pas­to­res y agri­cul­to­res solo en el esta­do de Benue (en el perio­do com­pren­di­do entre enero de 2023 y febre­ro de 2024).

Los estra­gos de la con­ta­mi­na­ción de Shell

Por últi­mo, la exi­gen­cia del FMI y del Ban­co Mun­dial de basar todo el desa­rro­llo úni­ca­men­te en el capi­tal pri­va­do y esen­cial­men­te en las mul­ti­na­cio­na­les lle­va a los Esta­dos afri­ca­nos que han pedi­do prés­ta­mos a aban­do­nar todo con­trol sobre los inver­so­res pri­va­dos con la espe­ran­za de aco­ger a más de ellos. En este sen­ti­do, el ejem­plo de la mul­ti­na­cio­nal Shell es caricaturesco.

Hace déca­das que se denun­cia a esta mul­ti­na­cio­nal por sus prác­ti­cas peli­gro­sas y cri­mi­na­les, que la ONG nige­ria­na HEDA des­cri­be así: «Las fre­cuen­tes fugas de petró­leo de sus infra­es­truc­tu­ras y las prác­ti­cas inade­cua­das de man­te­ni­mien­to y de lim­pie­za han con­ta­mi­na­do las capas freá­ti­cas y las fuen­tes de agua pota­ble, han enve­ne­na­do las tie­rras agrí­co­las y las reser­vas de pes­ca, y han daña­do gra­ve­men­te la salud y los medios de sub­sis­ten­cia de los habitantes».

Actual­men­te Shell quie­re ven­der sus acti­vi­da­des a otra empre­sa, en unas con­di­cio­nes que denun­cia Isa Sanu­si, direc­tor de Amnis­tía Inter­na­cio­nal Nige­ria: «Exis­te un gran peli­gro de que Shell se embol­se miles de millo­nes de euros con la ven­ta de esta empre­sa y se mar­che dejan­do a las víc­ti­mas de los daños sin recur­sos, pre­sas de con­ti­nuos abu­sos y de daños a su salud. Antes de dar luz ver­de a esta pro­pues­ta de ven­ta, hay que esta­ble­cer garan­tías y segu­ri­da­des finan­cie­ras para reme­diar sin demo­ra la con­ta­mi­na­ción exis­ten­te y pro­te­ger a la pobla­ción con­tra daños futu­ros. No se pue­de dejar que Shell elu­da sus res­pon­sa­bi­li­da­des en mate­ria de lim­pie­za de la con­ta­mi­na­ción; debe repa­rar los muy gra­ves daños que ha cau­sa­do en la región».

Bas­ta con este ejem­plo para sub­ra­yar el hecho de que los Esta­dos y nacio­nes afri­ca­nos no nece­si­tan menos Esta­do, como impo­nen el FMI y el Ban­co Mun­dial, sino más Esta­do, esto es, Esta­dos patrió­ti­cos que lle­ven a cabo polí­ti­cas de desa­rro­llo cen­tra­das en ellos mis­mos y polí­ti­cas de cons­truc­ción nacional.

Saïd Boua­ma­ma

4 de julio de 2024

Para saber más:

«Du Nigé­ria à la Zam­bie, l’insécurité ali­men­tai­re sur tou­tes les bou­ches», Jean-Chris­tophe Ser­vant, CETRI, 24 de junio de 2024 (https://www.cetri.be/Du-Nigeria-a-la-Zambie‑l?lang=fr).

Nige­ria: El gobierno debe dete­ner la ven­ta, por par­te de Shell, de su nego­cio en el del­ta del Níger a menos que se pro­te­jan ple­na­men­te los dere­chos huma­nos, Amnesty Inter­na­tio­nal, 15 de abril 2024 (https://​www​.amnesty​.org/​e​s​/​l​a​t​e​s​t​/​n​e​w​s​/​2​0​2​4​/​0​4​/​n​i​g​e​r​i​a​-​g​o​v​e​r​n​m​e​n​t​-​m​u​s​t​-​h​a​l​t​-​s​h​e​l​l​s​-​s​a​l​e​-​o​f​-​i​t​s​-​n​i​g​e​r​-​d​e​l​t​a​-​b​u​s​i​n​e​s​s​-​u​n​l​e​s​s​-​h​u​m​a​n​-​r​i​g​h​t​s​-​a​r​e​-​f​u​l​l​y​-​p​r​o​t​e​c​t​ed/).

Fuen­te: https://​inves​ti​gac​tion​.net/​t​r​i​p​l​e​-​c​r​i​s​e​-​a​u​-​n​i​g​e​r​ia/ Cogi­do de: https://​rebe​lion​.org/​t​r​i​p​l​e​-​c​r​i​s​i​s​-​e​n​-​n​i​g​e​r​ia/

Tra­du­ci­do del fran­cés para Rebe­lión por Bea­triz Mora­les Bastos.

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