El jueves pasado, el sector de las criptomonedas, de 1,3 billones de dólares, sufrió un duro golpe cuando la stablecoin Tether —un engranaje fundamental del mercado de las criptomonedas— dejó de mantener brevemente su vínculo con el dólar estadounidense. Una stablecoin es una criptomoneda vinculada a una moneda fiduciaria existente, concretamente el dólar estadounidense, lo que facilita el cambio (aunque sea caro) entre una criptomoneda como el bitcoin y una moneda oficial como el dólar. Se supone que las stablecoins siguen la estela de las monedas del mundo real y, por lo tanto, desempeñan un papel fundamental en la estabilidad del mercado de criptomonedas en general, ya que proporcionan a los operadores un lugar seguro para aparcar su dinero entre las apuestas en monedas digitales volátiles.
Pero la semana pasada esa paridad uno a uno entre Tether y el dólar estadounidense se rompió y el precio de Tether en dólares cayó, aunque solo brevemente, a 96 centavos de dólar.
Una cuestión fundamental para todas las stablecoins es su resistencia a los ataques especulativos convencionales, análogos a los ataques a los tipos de cambio fijos. Las cuentas de Tether muestran que sus reservas de efectivo para respaldar la fijación del dólar son solo del 4%, y que la mayor parte del resto se encuentra en papel comercial de riesgo en dólares. J.P. Morgan informó recientemente de que la stablecoin Tether no tiene supervisión reguladora ni seguro de depósito. Por lo tanto, si la gente no quisiera o no pudiera utilizar los tokens de Tether, «el resultado más probable sería una grave crisis de liquidez en el mercado de criptodivisas en general», lo que podría llevar a que todo el mundo intentara vender a la vez.
La fluctuación de Tether se produjo al mismo tiempo que el mercado de criptodivisas se desplomó enormemente junto con otros activos financieros especulativos, como las acciones y los bonos, en lo que los inversores y operadores llaman ahora un «mercado a la baja». Esto demostró, una vez más, que las criptodivisas no son dinero, sino otra forma de activo financiero especulativo que sufrirá cuando las burbujas de inversión empiecen a estallar.
Tether es el mayor operador del mercado de stablecoins, que asciende a 180.000 millones de dólares. Hay 80.000 millones de tokens de Tether en circulación, lo que significa que debería tener 80.000 millones de dólares en activos, una suma comparable a la de los mayores fondos especulativos del mundo. Pero los detalles sobre cómo se gestionan esas reservas son escasos y no están sujetos a auditorías según las normas de contabilidad reconocidas internacionalmente. El año pasado, la Commodity Futures Trading Commission de Estados Unidos multó a Tether con 41 millones de dólares, alegando que la empresa hizo declaraciones «falsas o engañosas» sobre sus reservas.
El desplome de las criptomonedas se vio amplificado por otra criptomoneda, TerraUSD. Su precio se desplomó frente al dólar en un 98%. Terra también se denomina a sí misma una stablecoin, pero tiene poco en común con Tether, aparte del objetivo de valer 1 dólar. En lugar de estar respaldada por activos en dólares, es una «stablecoin algorítmica», en la que su valor frente al dólar se determina mediante decisiones «descentralizadas» tomadas por los participantes. Por lo tanto, su valor no depende de ningún activo basado en el dólar que respalde la stablecoin, como supuestamente ocurre con Tether, sino puramente de la confianza depositada por los titulares de Terra en que es equivalente a un dólar.
Se trata, en efecto, de un «esquema Ponzi» en el que el valor de los activos depende de que haya suficientes personas dispuestas a seguir comprando cuando otros quieran vender, y no de ningún valor subyacente de ninguna materia prima que lo respalde. Como dijo un observador, «esto parece un castillo de naipes porque lo es. El sistema depende de un mercado activo, que a su vez requiere que los operadores crean que no se quedarán con la bolsa. Si todo el mundo deja de tener confianza en TerraUSD, todo se desmorona». Y así fue.
Todo esto demuestra lo que he argumentado en posts anteriores1. Bitcoin y otras criptodivisas no están más cerca de la aceptación universal como dinero que cuando aparecieron en escena. Siguen siendo parte de las finanzas digitales especulativas. No sustituirán a las monedas fiduciarias, cuya oferta está controlada por los bancos centrales y los gobiernos como principal medio de intercambio. Permanecerán en la microperiferia del espectro de las monedas digitales, al igual que el esperanto lo ha hecho como lengua global universal frente al poderío de los idiomas imperialistas inglés, español y chino.
Mientras tanto, la industria minera de criptomonedas utiliza enormes cantidades de energía en la extracción de estas monedas, ya que los conjuntos informáticos necesarios para la minería de criptomonedas consumen ahora el 0,55% de la producción mundial de energía2, más o menos lo mismo que un país pequeño. Todo el bombo asociado a las criptomonedas oculta el hecho de que se están utilizando millones de toneladas de carbón, cobre, metales de tierras raras y plástico3. China prohibió efectivamente la minería y el uso de criptodivisas a finales de 2021 porque la minería estaba consumiendo mucha energía y por los riesgos especulativos asociados a las cripto.
Estas grandes caídas en los precios de las criptomonedas han expuesto el fracaso de los intentos de algunos países emergentes de recaudar fondos mediante el lanzamiento de criptomonedas nacionales y la emisión de bonos gubernamentales de criptomonedas. Cojamos el ejemplo de El Salvador. Tres economistas —Diana Van Patten, de Yale, Fernando Álvarez, de la Universidad de Chicago, y David Argente, de Penn State— han publicado recientemente un estudio sobre la adopción del bitcoin en El Salvador4. Sus conclusiones, basadas en una encuesta representativa realizada en persona a 1.800 salvadoreños, sugieren que, fuera de los hombres jóvenes, educados y conocedores de la tecnología, el interés duradero por el bitcoin no se ha materializado.
El gobierno salvadoreño ha ofrecido todo tipo de incentivos a los ciudadanos para que utilicen el cripto «chivo» en lugar del dólar, que escasea: un bono de instalación de 30 dólares, pagado en bitcoin, por valor del 8% del salario mínimo mensual; un descuento en las gasolineras más grandes del país, solo para los usuarios del chivo; un fondo nacional de 150 millones para subvencionar las tasas relacionadas con el bitcoin; un despliegue de 200 cajeros automáticos de bitcoin en El Salvador y 50 más en América; el estatus de moneda de curso legal, para que las empresas estén obligadas a aceptar la criptomoneda y los impuestos puedan pagarse en bitcoin. Pero nada de esto ha funcionado. La mayoría de los salvadoreños siguen utilizando el dólar estadounidense. El estudio reveló que «la razón más importante para [las personas que conocían el chivo pero no lo descargaron] fue que los usuarios prefieren usar dinero en efectivo. Le siguieron los problemas de confianza: los encuestados no confiaban en el sistema ni en el propio bitcoin».
La especulación es inherente al capitalismo, pero aumenta, al igual que otras actividades financieras, en épocas de malestar económico y crisis, es decir, cuando la rentabilidad cae en los sectores productivos y el capital migra a sectores improductivos y financieros donde la tasa de beneficio es mayor. Esta es la razón del surgimiento y auge del mercado de las criptomonedas5. Lo que la caída de este mercado muestra ahora es lo que ocurre cuando los inversores empiezan a esperar una caída de los beneficios por una inminente desaceleración e incluso recesión en la economía «real».
Michael Roberts
15 de mayo de 2022
- https://thenextrecession.wordpress.com/2017/09/17/blockchains-and-the-crypto-craze/
- https://hbr.org/2021/05/how-much-energy-does-bitcoin-actually-consume
- https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/may/12/nft-scams-mines-cryptocurrency-crypto-con?CMP=Share_iOSApp_Other
- https://www.nber.org/system/files/working_papers/w29968/w29968.pdf
- https://thenextrecession.wordpress.com/2021/04/09/financial-fiction-part-two-the-new-ones-spacs-nfts-cryptocurrencies/