Pró­lo­go al libro Lenin, Txa­bi, Arga­la: sobre la actua­li­dad del V Bil­tzar (actua­li­za­do)

Pró­xi­ma­men­te Boltxe Libu­ruak va a reedi­tar el libro Lenin, Txa­bi, Arga­la: sobre la actua­li­dad del V Bil­tzar, en la nue­va edi­ción se aña­di­rán los tex­tos que publi­ca­dos des­de la pri­me­ra edi­ción la com­ple­men­tan. Un nue­vo capí­tu­lo lo aña­di­mos como pró­lo­go a la actual edi­ción actua­li­zan­do el aná­li­sis que se plan­tea­ba como base en la edi­ción ori­gi­nal. Una vez este la impre­sión de la nue­va edi­ción lo publi­ca­re­mos y os ani­ma­mos a adqui­rir­lo a tra­vés de https://​www​.boltxe​.eus/​d​e​nda

Hace casi cin­co años que se publi­có la pri­me­ra edi­ción del libro, Lenin, Txa­bi, Arga­la: sobre la actua­li­dad del V Bil­tzar, que aho­ra pro­lo­ga­mos en su segun­da edi­ción. Debe­mos releer­lo en pro­fun­di­dad y com­pa­rar lo que en él se decía de la situa­ción pre­sen­te. Sobre todo debe­mos dete­ner­nos con espe­cial aten­ción crí­ti­ca en los pro­ce­sos que se expo­nen en el capí­tu­lo 2, «Ofen­si­vas con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co», por­que en su inte­rior se encuen­tran bue­na par­te de las razo­nes de la auto­de­rro­ta polí­ti­ca, no mili­tar, de la actual direc­ción de ETA y la par­te de la izquier­da aber­tza­le que le engloba.

Vere­mos que la auto­de­rro­ta empe­zó a ges­tar­se duran­te el ter­cer ata­que y que fue en el cuar­to cuan­do se hizo irre­ver­si­ble. Tras casi cin­co años debe­mos decir que se han agu­di­za­do las fuer­zas des­truc­to­ras que carac­te­ri­zan la cuar­ta ofen­si­va; hemos de decir que se han agu­di­za­do tan­to que una par­te de la izquier­da aber­tza­le no ha podi­do aguan­tar el ata­que y ha gira­do espec­ta­cu­lar­men­te a lo que antes negaba.

No ha sido un giro refor­mis­ta tác­ti­co, par­cial, pun­tual. Ha sido una opción estra­té­gi­ca que inten­tan jus­ti­fi­car median­te una tri­ple vía: pre­sen­cia par­la­men­ta­ria, pre­sen­cia en los movi­mien­tos de masas y popu­la­res, y pre­sen­cia en la lucha ideo­ló­gi­ca. Habla­mos de «pre­sen­cia» y no de acción y menos aún de lucha: EH Bil­du está pre­sen­te en las ins­ti­tu­cio­nes y sólo lucha en algu­nos ayun­ta­mien­tos, en el res­to hace ins­ti­tu­cio­na­lis­mo, y no está en abso­lu­to den­tro del pue­blo tra­ba­ja­dor y nada en la cla­se obre­ra, en cuan­to a la lucha ideo­ló­gi­ca ¿qué decir que no sea su depen­den­cia del plá­ci­do y pací­fi­co inter­cla­sis­mo de Gara-Naiz?

Sor­tu, por su par­te, logra hacer notar su exis­ten­cia gra­cias a las ver­sio­nes que los medios ofre­cen de las decla­ra­cio­nes de pren­sa de algu­nos de sus diri­gen­tes y a los espa­cios radio­te­le­vi­si­vos que gra­cio­sa­men­te le con­ce­de el PNV, ape­nas nada más. En cuan­to al sin­di­ca­to LAB, ace­le­ra su des­li­za­mien­to en la cues­ta aba­jo del sin­di­ca­lis­mo clá­si­co, más de ges­tión de com­pra­ven­ta de la fuer­za de tra­ba­jo fun­cio­na­rial que de ayu­dar a la auto­or­ga­ni­za­ción del pue­blo tra­ba­ja­dor en su lucha de cla­ses con­tra el capi­tal en gene­ral y con­tra la bur­gue­sía vas­ca en par­ti­cu­lar. El docu­men­to ofi­cial a deba­te para el Con­gre­so de 2017 inten­ta argu­men­tar ese des­li­za­mien­to y con­cuer­da ple­na­men­te con las loas al paci­fis­mo que ha hecho la direc­ción del sin­di­ca­to a raíz del desar­me de ETA. La cri­sis de Ernai es pal­pa­ble: una direc­ción men­tal­men­te enve­je­ci­da inten­ta fre­nar el ascen­so de la juven­tud militante.

¿Cómo se ha lle­ga­do a esto? ¿Cómo ha ter­mi­na­do la ver­sión actual de aque­lla ETA (V) en una reedi­ción empeo­ra­da y a la baja de ETA berri en el con­tex­to actual? Tene­mos que releer lo que expu­si­mos hace casi cin­co años sobre la cuar­ta ofen­si­va con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor para saber cómo la bur­gue­sía ha diri­gi­do su lucha de cla­ses has­ta ven­cer a esa par­te de la izquier­da aber­tza­le. Aquí radi­ca la impor­tan­cia de reedi­tar aho­ra este libri­to que en su tiem­po enfu­re­ció a quie­nes ya habían deci­di­do retro­ce­der tan­to en la historia.

En el tex­to que aho­ra pro­lo­ga­mos apa­re­ce un párra­fo del Zutik 67 de noviem­bre de 1976:

Des­de el V Bil­tzar, ETA se había pro­pues­to con­ver­tir­se en una orga­ni­za­ción van­guar­dia revo­lu­cio­na­ria de la cla­se obre­ra y del Pue­blo Tra­ba­ja­dor Vas­co. El camino has­ta hoy ha esta­do pla­ga­do de con­tra­dic­cio­nes y de sal­tos a dere­cha e izquier­da. Negar­lo sería negar toda la his­to­ria de nues­tras esci­sio­nes, negar que la lucha de cla­ses exis­ta y entre de lleno en ETA.

Pero a pesar de ello, hoy pode­mos decir que ETA se está afir­man­do como una orga­ni­za­ción pro­le­ta­ria: ya hoy no pode­mos ser tra­ta­dos como «una expre­sión peque­ño-bur­gue­sa», «unos acti­vis­tas mino­ri­ta­rios», etc. Hoy, con más o menos acier­tos, ETA diri­ge todo el com­ba­te hacia el triun­fo de la Revo­lu­ción Socia­lis­ta, hacia el triun­fo del Poder Popu­lar que aca­be con la opre­sión nacio­nal y la explo­ta­ción capitalista.

La pri­me­ra par­te es cier­ta enton­ces y aho­ra: la lucha de cla­ses tam­bién se libra den­tro de las orga­ni­za­cio­nes de izquier­da por­que en ellas cho­can tesis polí­ti­cas dife­ren­tes que lle­gan a opo­ner­se y, por fin, entran en con­tra­dic­ción irre­so­lu­ble, momen­to en el que se pro­du­cen las esci­sio­nes. La segun­da par­ta, el segun­do párra­fo, con­fir­ma la auto­de­rro­ta, como vere­mos. Lo que ha suce­di­do en la izquier­da aber­tza­le es que la bur­gue­sía ha mejo­ra­do su lucha de cla­ses duran­te esta cuar­ta ofen­si­va mien­tras no lo ha hecho ese sec­tor de la izquier­da aber­tza­le; al con­tra­rio, ha retro­ce­di­do a tesis refor­mis­tas duras que podían camu­flar­se toda­vía a comien­zos del siglo XXI pero que aho­ra apa­re­cen como son: un res­pi­ro para la bur­gue­sía vasca.

La lucha de cla­ses en el plano de estra­te­gias polí­ti­cas den­tro de la izquier­da aber­tza­le res­pon­de a la com­ple­ji­dad de un pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal en el que, por razo­nes socia­les e his­tó­ri­cas, tie­ne bas­tan­te fuer­za la ideo­lo­gía peque­ño-bur­gue­sa que aun­que apa­ren­te ser radi­cal en algu­nas rei­vin­di­ca­cio­nes, estas no afec­tan a la pro­pie­dad pri­va­da. No hace fal­ta ser un peque­ño empre­sa­rio con un bar o tien­de­ci­ta que explo­ta a una tra­ba­ja­do­ra o a diez para tener ideo­lo­gía peque­ño-bur­gue­sa. Sec­to­res obre­ros y tra­ba­ja­do­res en gene­ral con sala­rios rela­ti­va­men­te menos injus­tos son muy pro­pen­sos a estar infec­ta­dos por esa ideo­lo­gía, que, no lo olvi­de­mos, for­ma par­te de la ideo­lo­gía bur­gue­sa dominante.

En la mitad de la déca­da de 1970 la seve­ra cri­sis del capi­ta­lis­mo espa­ñol –dife­ren­te a la actual pero muy dura en aque­lla épo­ca– faci­li­ta­ba que la ideo­lo­gía peque­ño-bur­gue­sa estu­vie­ra en segun­da fila aun­que aga­za­pa­da. La ter­ce­ra ofen­si­va bur­gue­sa con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor se ini­ció con la lle­ga­da del PSOE al gobierno de Madrid y tuvo cin­co ejes fun­da­men­ta­les: aca­bar con la cla­se obre­ra indus­trial, apli­car el Plan Zen, impli­car total­men­te al PNV en la repre­sión, apli­car los recor­tes a la auto­no­mía y a la fora­li­dad impues­tos por el teje­ra­zo de 1981 y, por últi­mo, inte­grar incon­di­cio­nal­men­te al Esta­do en la OTAN y en la CEE.

El devas­ta­dor ata­que empe­zó a debi­li­tar el núcleo duro del pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co que había diri­gi­do y sopor­ta­do el peso de la lucha anti­fran­quis­ta, que había dado for­ma y con­te­ni­do a la V Asam­blea y que era la raíz del movi­mien­to popu­lar y obre­ro en todas sus expre­sio­nes: la cla­se obre­ra indus­trial del hie­rro. La fase de la lucha de cla­ses cen­tra­da en la «cul­tu­ra del hie­rro», de la gran fábri­ca y del asti­lle­ro y de sus empre­sas adya­cen­tes, empe­zó a olvi­dar­se, pro­ce­so faci­li­ta­do por la gue­rra sucia y las repre­sio­nes, por la deri­va refor­mis­ta del euro­co­mu­nis­mo y por el efec­to disol­ven­te del pos­mo­der­nis­mo y otras modas ideo­ló­gi­cas aupa­das al calor de la implo­sión de la URSS. Pero la izquier­da aber­tza­le resis­tió e inclu­so obtu­vo gran­des victorias.

El cuar­to ata­que empe­zó en la segun­da mitad de los años noven­ta, con el PP en el gobierno de Madrid y con sus medi­das ultra­neo­li­be­ra­les y ultra­rre­pre­si­vas: apo­yán­do­se en un pue­blo tra­ba­ja­dor debi­li­ta­do estruc­tu­ral­men­te en su núcleo cen­tral, la cla­se obre­ra indus­trial, y con unos obje­ti­vos cen­tra­les que pasa­ban por rom­per la iden­ti­dad colec­ti­va del pue­blo indi­vi­dua­li­zan­do las rela­cio­nes socia­les, de modo que pier­dan visos de reali­dad los con­cep­tos bási­cos de la teo­ría mar­xis­ta y por tan­to de la lucha de cla­ses. Esta ofen­si­va tuvo a su favor que en todo el capi­ta­lis­mo impe­ria­lis­ta se vivía la extin­ción del euro­co­mu­nis­mo, el decli­ve social­de­mó­cra­ta, el debi­li­ta­mien­to sin­di­cal, etc., bajo pre­sio­nes auto­ri­ta­rias cre­cien­tes en un con­tex­to de recor­tes de dere­chos y liber­ta­des. Eran tiem­pos pro­pi­cios para que la cas­ta inte­lec­tual y uni­ver­si­ta­ria fue­ra aplau­di­da por sus ser­vi­cios al sis­te­ma. La lucha de cla­ses refle­ja­ba un cam­bio de sen­ti­do: la bur­gue­sía toma­ba la iniciativa.

Las medi­das ultra­neo­li­be­ra­les del PP, que tam­bién se toma­ron a esca­la mun­dial, gene­ra­ron una recu­pe­ra­ción eco­nó­mi­ca fic­ti­cia aun­que apa­ren­te, lo que uni­do a las repre­sio­nes y a los cam­bios socia­les en la com­po­si­ción del pue­blo tra­ba­ja­dor hizo que fue­ra cam­bian­do la com­po­si­ción cla­sis­ta de deter­mi­na­das direc­cio­nes de la izquier­da aber­tza­le, per­dien­do peso el com­po­nen­te tra­ba­ja­dor y obre­ro ante­rior, fren­te al ascen­so de per­so­nas con ideo­lo­gía inter­cla­sis­ta, que ape­nas habían sufri­do la explo­ta­ción de cla­se y las dis­ci­pli­nas del sala­rio, bas­tan­tes de las cua­les pro­ve­nían de las «cla­ses medias», fami­lias tra­ba­ja­do­ras con sala­rios altos que habían acu­mu­la­do algu­nos rema­nen­tes, de fran­jas socia­les de autó­no­mos y «pro­fe­sio­na­les libe­ra­les», y de la peque­ña burguesía.

No debe sor­pren­der­nos este des­pla­za­mien­to de las direc­cio­nes popu­la­res y obre­ras por las direc­cio­nes inter­cla­sis­tas, ya que es muy fre­cuen­te en las situa­cio­nes en las que se con­ju­gan al menos cua­tro diná­mi­cas: retro­ce­so de la lucha obre­ra y popu­lar uni­do al ascen­so de la ideo­lo­gía bur­gue­sa, repre­sión sis­te­má­ti­ca de las orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias, exis­ten­cia de una amplia base de cua­dros acos­tum­bra­dos a la acción ins­ti­tu­cio­nal y exis­ten­cia de una cas­ta uni­ver­si­ta­ria con ganas de inte­grar­se en el sis­te­ma des­de pos­tu­ras solo pro­gre­sis­tas. Las dos pri­me­ras las hemos sufri­do y segui­mos sufriendo.

La ter­ce­ra, es la for­ma­da por cien­tos de cua­dros aber­tza­les que han mili­ta­do y mili­tan en ayun­ta­mien­tos, dipu­tacio­nes, gobier­nos regio­na­les e ins­ti­tu­cio­nes varias duran­te varias déca­das en muy duras con­di­cio­nes polí­ti­cas, sin echar­se para atrás y sin ser absor­bi­dos por el agu­je­ro negro de la corrup­ción. La his­to­ria con­fir­ma el poder de inte­gra­ción del ins­ti­tu­cio­na­lis­mo en su ruti­na dia­ria, sobre todo cuan­do los cua­dros que que­rían com­ba­tir­la des­de den­tro van des­li­gán­do­se de las luchas obre­ras y popu­la­res, de los movi­mien­tos, de la calle en suma. El pano­ra­ma se agra­va con­for­me esos cua­dros dejan de reci­bir for­ma­ción teó­ri­ca que les expli­que qué está suce­dien­do, por qué y cómo rever­tir la situación.

Y no la reci­ben por varias razo­nes, sien­do la repre­sión una de ellas pero no la úni­ca, por­que otra es que las nue­vas direc­cio­nes ya no asu­men la nece­si­dad de la teo­ría socia­lis­ta, de la lucha de cla­ses, con la mis­ma inten­si­dad que las ante­rio­res, rela­jan­do la for­ma­ción teó­ri­co-polí­ti­ca has­ta aban­do­nar­la. La olea­da de ile­ga­li­za­cio­nes y sobre todo la del apa­ra­to ins­ti­tu­cio­nal des­de 2003 empeo­ra la situa­ción. Como hemos dicho, entre 1997 y 2007 exis­te una recu­pe­ra­ción enga­ño­sa que ocul­ta el endeu­da­mien­to del pue­blo tra­ba­ja­dor y el empo­bre­ci­mien­to cre­cien­te de fran­jas suyas: des­de 2007 y sobre todo des­de 2009 – 2010 esa mal­vi­ven­cia empeo­ra­da será ya inocul­ta­ble, entre otras cosas gra­cias a la lucha de cla­ses y a las huel­gas gene­ra­les realizadas.

Pero ya es tar­de para rever­tir la diná­mi­ca refor­mis­ta en un sec­tor del aber­tza­lis­mo por­que, ade­más, des­de esta épo­ca va cogien­do fuer­za la cas­ta inte­lec­tual viven­cial­men­te dis­tan­cia­da del socia­lis­mo, cuan­do no enfren­ta­da a la lucha de cla­ses en cuan­to tal. La nue­va direc­ción de Gara jue­ga un papel cla­ve en el debi­li­ta­mien­to de la con­cien­cia nacio­nal de cla­se en fran­jas mili­tan­tes supe­ra­das por los cam­bios que nadie les expli­ca. Lo hace divul­gan­do con todos sus medios la ideo­lo­gía inter­cla­sis­ta y un pro impe­ria­lis­mo des­ca­ra­do, mien­tras cie­rra sus espa­cios a los movi­mien­tos popu­la­res, a la lucha de cla­ses, a los deba­tes teó­ri­cos, y da un paso cua­li­ta­ti­vo: per­mi­tir la des­ca­li­fi­ca­ción y el insul­to con­tra quie­nes no claudican.

Se equi­vo­can quie­nes por inte­rés o por igno­ran­cia redu­cen el pro­ble­ma a la cues­tión del desar­me y de la diso­lu­ción de ETA. Son los refor­mis­tas los que más insis­ten en esta visión fal­sa, como si se tra­ta­se solo de dejar las armas y abra­zar la paz del opre­sor. Por el con­tra­rio, des­de siem­pre se ha enten­di­do la lucha arma­da como lucha tác­ti­ca supe­di­ta­da a una estra­te­gia que pue­de emplear­la o no según los con­tex­tos y las coyun­tu­ras. La teo­ría mar­xis­ta de la vio­len­cia revo­lu­cio­na­ria siem­pre ha defen­di­do como prin­ci­pio estra­té­gi­co que la vio­len­cia es la par­te­ra de la nue­va socie­dad, y que la cla­se tra­ba­ja­do­ra debe pre­pa­rar­se para ese momen­to, pero siem­pre ha sos­te­ni­do que las for­mas con­cre­tas en cada cir­cuns­tan­cia deben ser pen­sa­das tác­ti­ca­men­te por los pue­blos en lucha, sien­do ellos los que deci­dan cómo, cuán­do, etc.

La cas­ta inte­lec­tual y sec­to­res de la direc­ción aber­tza­le deci­di­dos a acep­tar el orden capi­ta­lis­ta por­que lo asu­men ideo­ló­gi­ca­men­te, tenían y tie­nen que negar la teo­ría mar­xis­ta, y en lo que aho­ra nos con­cier­ne, la de la orga­ni­za­ción de van­guar­dia y la de la vio­len­cia. Es aquí don­de está la con­tra­dic­ción irre­so­lu­ble: en el cho­que entre la estra­te­gia y la orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria corres­pon­dien­te y la estra­te­gia refor­mis­ta y la for­ma orga­ni­za­ti­va que le corres­pon­de. La teo­ría de la vio­len­cia como par­te­ra de la his­to­ria o como defen­so­ra últi­ma de la opre­sión se rela­cio­na direc­ta­men­te con la de las estra­te­gias y la de las orga­ni­za­cio­nes ade­cua­das para con­quis­tar la liber­tad o man­te­ner la injus­ti­cia, ya sea en el mar­xis­mo como en cual­quier teo­ría polí­ti­ca des­de Sun Tzu y Hero­do­to has­ta aho­ra; pero la cues­tión de las for­mas tác­ti­cas de vio­len­cia revo­lu­cio­na­ria o reac­cio­na­ria, las que fue­ren en cada espa­cio-tiem­po, es secun­da­ria y supe­di­ta­da siem­pre a lo que se deci­da en las anteriores.

Lo que se deno­mi­na «his­to­ria de la teo­ría polí­ti­ca» reco­no­ce esto des­de siem­pre y es esto pre­ci­sa­men­te lo que nie­gan los refor­mis­tas aber­tza­les para que­dar­se solo con lo que ellos lla­man el «cese de la vio­len­cia» y la «lle­ga­da de la paz». Los supues­tos «deba­tes» habi­dos han sido orga­ni­za­dos para impe­dir los temas crí­ti­cos: revo­lu­ción o refor­ma, impo­nien­do la segun­da opción y su for­ma orga­ni­za­ti­va buro­crá­ti­ca y ver­ti­cal. Un ejem­plo espe­cial­men­te dolo­ro­so lo tene­mos en todo lo rela­cio­na­do con la Amnistía.

Pues bien, el libro que pro­lo­ga­mos ade­lan­ta­ba hace casi cin­co años las ten­den­cias socia­les pro­fun­das que faci­li­ta­ban el giro refor­mis­ta y reva­lo­ri­za­ban la impor­tan­cia cla­ve de la estra­te­gia revo­lu­cio­na­ria y de la for­ma orga­ni­za­ti­va que le es inhe­ren­te, como fuer­za mate­rial dedi­ca­da a evi­tar que la bur­gue­sía desa­rro­lla­ra su lucha de cla­ses. Resu­mien­do mucho, si ha deja­do de ser ver­dad lo que dice el segun­do párra­fo de la cita arri­ba pre­sen­ta­da, si ETA y una par­te del aber­tza­lis­mo han des­apa­re­ci­do como fuer­zas revo­lu­cio­na­rias, ha sido por­que han retro­ce­di­do a refor­mis­mos cadu­cos en vez de avan­zar en la reade­cua­ción de las lec­cio­nes de la V Asam­blea a las bru­ta­les con­di­cio­nes de explo­ta­ción de la lar­ga fase capi­ta­lis­ta que ya se ha impuesto.

No es la pri­me­ra vez, ni será la últi­ma, en la que suce­den invo­lu­cio­nes refor­mis­tas de este cali­bre. La solu­ción no es otra que actua­li­zar siem­pre nues­tra pra­xis den­tro de la lucha de cla­ses tal cual se libra den­tro y fuera.

Petri Reka­ba­rren

11 de Mayo de 2017

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