Incluso a fecha de hoy, 15 de abril de 2011, y a un mes largo de los próximos comicios electorales, no estaríamos en condiciones de asegurar al 100% la presencia de una candidatura soberanista de izquierdas. Y no lo estamos, porque el Estado español y sus aparatos ideológicos y represivos, en una profundización de su deriva fascista, está decidida a combatir a la Izquierda Abertzale por todos los medios.
Un Bloque de izquierdas y soberanista, constituye una verdadera pesadilla para el Bloque en el poder. La alternativa socialista e independentista es posible y el enemigo lo sabe. Por eso es importante que Bildu, si finalmente puede presentarse en las elecciones, impulse este proceso. Estas elecciones son fundamentales desde un doble punto de vista
1º Confirmar cuantitativamente, la fortaleza de este Bloque de Izquierdas y abertzale. Sin duda alguna, unos buenos resultados electorales en las elecciones municipales, confirmarían la validez de una estrategia de acumulación de fuerzas con el doble objetivo de romper con la hegemonía tanto del Bloque nacionalista reaccionario (PNV-ARALAR), como del Bloque constitucionalista.
Desde esta perspectiva, Bildu debería ser capaz de:
1.- Integrar los votos de izquierdas y abertzale que generalmente se han posicionado por candidaturas ligadas a la Izquierda Abertzale.
2.- Recomponer la base electoral de Eusko Alkartasuna y que, desde su espacio más marcadamente socialdemócrata y abertzale, pudiera atraer a sectores hasta la fecha ligados al nacionalismo reaccionario.
3.- Por su parte, Alternativa debe establecer un espacio electoral que elimine a Ezker Batua, y consolide el tránsito de la “izquierda federalista” hacia posiciones soberanistas y transformadoras.
No entraremos en numerología, pero lo cierto es que resulta perfectamente factible que este Bloque electoral soberanista y de izquierdas se convierta en la tercera fuerza política en Euskal Herria y que, sin duda, alterará de manera radical las correlaciones de fuerzas existentes en municipios y diputaciones.
2º. Incluso desde la suposición de unos resultados electorales exitosos, no son una victoria en sí misma, ni mucho menos. La acumulación de fuerzas en torno a una estrategia soberanista y de izquierdas, tiene como objetivos principales construir las condiciones para impulsar una alternativa socialista y la independencia. La presencia en las instituciones es el medio mediante el cual puede ser impulsado el movimiento popular y puede desarrollarse una estrategia de confrontación política e ideológica continua, sistemática y consecuente contra el Bloque en el poder. Ni pactos, ni alianzas con el enemigo, el objetivo es su derrota y además en su terreno.
Desde las instituciones municipales, sobretodo allí donde existan mayorías que puedan gestionar ayuntamientos, la presencia de Bildu debe significar una verdadera transformación política, priorizando lo público sobre lo privado, impulsando mecanismos de participación popular en la toma de decisiones, combatir la especulación inmobiliaria mediante la municipalización del suelo, desarticulación de las redes corruptas y clientelísticas de nacionalistas reaccionarios y constitucionalistas… En definitiva, desarrollando un proceso de deslegitimación del Bloque en el poder, y creando las bases de una verdadera democratización como paso previo al socialismo.