Un mun­do que aprieta

Ha sido una sema­na impor­tan­te para los prin­ci­pa­les ban­cos cen­tra­les. En pri­mer lugar, el Ban­co Cen­tral Euro­peo (BCE) con­vo­có una reu­nión de urgen­cia por­que los ren­di­mien­tos de la deu­da públi­ca esta­ban aumen­tan­do con­si­de­ra­ble­men­te en las eco­no­mías más endeu­da­das de la euro­zo­na, como Ita­lia y Espa­ña. Esto ame­na­za con pro­vo­car una nue­va cri­sis de la deu­da sobe­ra­na, como ocu­rrió tras la Gran Rece­sión de 2010 – 2014, que des­em­bo­có en la pesa­di­lla grie­ga 1.

El BCE bus­ca aho­ra la for­ma de finan­ciar a los gobier­nos más débi­les de la euro­zo­na com­pran­do más deu­da e «impri­mien­do» dine­ro para ello. Iró­ni­ca­men­te, des­pués de anun­ciar que había pues­to fin a la fle­xi­bi­li­za­ción cuan­ti­ta­ti­va (QE) y que pre­ten­día subir los tipos de inte­rés en julio para con­tro­lar la ace­le­ra­ción de la infla­ción, el BCE ha teni­do que vol­ver a recu­rrir a la QE para paí­ses como Italia.

Des­pués, la Reser­va Fede­ral de Esta­dos Uni­dos anun­ció una subi­da de su tipo de inte­rés ofi­cial (el tipo de los Fon­dos Fede­ra­les) de 75 pun­tos bási­cos adi­cio­na­les, y más en el futu­ro, ya que tam­bién inten­ta con­tro­lar la ace­le­ra­ción de la infla­ción. Y el jue­ves pasa­do, el Ban­co de Ingla­te­rra se sumó a la subi­da de su tipo de inte­rés para con­tro­lar una tasa de infla­ción que se diri­ge hacia los dos dígitos.

Solo el Ban­co de Japón se resis­tió a aumen­tar su tipo de inte­rés ofi­cial, pre­fi­rien­do tra­tar de pro­te­ger una eco­no­mía ya debi­li­ta­da por la rece­sión y que sigue tenien­do una infla­ción rela­ti­va­men­te baja. Pero el Ban­co de Japón seña­ló que, al tener unos tipos de inte­rés mucho más bajos que otras eco­no­mías, el pre­cio del yen en dóla­res y euros había empe­za­do a caer en pica­do. Eso podría ayu­dar a los expor­ta­do­res japo­ne­ses, pero tam­bién con­tri­bui­ría a la infla­ción impor­ta­da. De hecho, a medi­da que los inver­so­res extran­je­ros ven­die­ran sus bonos públi­cos japo­ne­ses (con una deu­da públi­ca sobre el PIB que aho­ra se sitúa en el 270%), el Ban­co de Japón ten­dría que com­prar aún más bonos para finan­ciar el gas­to público.

Los «tipos de inte­rés ofi­cia­les» del ban­co cen­tral fijan la base de los tipos de inte­rés para los ban­cos, los hoga­res y las empre­sas, don­de los tipos serán corres­pon­dien­te­men­te más altos. Y la subi­da de la Fed de 75 pun­tos bási­cos es la mayor de una sola vez en 28 años.

Osten­si­ble­men­te, el obje­ti­vo de la subi­da de los tipos de inte­rés del ban­co cen­tral es for­zar la subi­da de los tipos de inte­rés para los prés­ta­mos de los ban­cos, los hoga­res y las empre­sas. Esto aca­ba­rá redu­cien­do el gas­to en vivien­das, pro­duc­tos de con­su­mo e inver­sión en acti­vos finan­cie­ros como accio­nes y bonos, y tam­bién la inver­sión pro­duc­ti­va en equi­pos, cons­truc­ción y soft­wa­re. Eso supues­ta­men­te aca­ba­rá enfrian­do la deman­da glo­bal y, por tan­to, las tasas de infla­ción disminuirán.

Pero, ¿fun­cio­na­rá? o, más aún, ¿fun­cio­na­rá sin gene­rar una caí­da en las prin­ci­pa­les eco­no­mías? La res­pues­ta depen­de, en par­te, de si se acep­tan los argu­men­tos prin­ci­pa­les sobre las cau­sas del aumen­to de la infla­ción. He plan­tea­do amplia­men­te este tema en varios artícu­los2. La pri­me­ra teo­ría prin­ci­pal es la mone­ta­ria, es decir, que los ban­cos cen­tra­les «impri­men» dema­sia­do dine­ro en rela­ción con la pro­duc­ción de bie­nes: «dema­sia­do dine­ro per­si­guien­do muy pocos bie­nes»; y así la infla­ción de los pre­cios aumen­ta. Si los ban­cos cen­tra­les suben los tipos y redu­cen la can­ti­dad de dine­ro que impri­men, la infla­ción disminuirá.

El pre­si­den­te de la Fed, Jay Powell, pare­ce seguir adop­tan­do el enfo­que mone­ta­ris­ta cuan­do expli­ca al Con­gre­so de Esta­dos Uni­dos en el últi­mo Infor­me Mone­ta­rio de la Fed3 cómo los ban­cos cen­tra­les pue­den con­tro­lar la infla­ción: «La tasa de infla­ción a lar­go pla­zo está deter­mi­na­da prin­ci­pal­men­te por la polí­ti­ca mone­ta­ria y, por tan­to, el Comi­té tie­ne la capa­ci­dad de espe­ci­fi­car un obje­ti­vo de infla­ción a lar­go plazo».

¿De ver­dad? Toda la evi­den­cia de los últi­mos sesen­ta años4 mues­tra que la polí­ti­ca mone­ta­ria no es el motor de la infla­ción o la des­in­fla­ción y es, en el mejor de los casos, un fac­tor secun­da­rio de reac­ción. El ver­da­de­ro motor es la rela­ción entre la pro­duc­ción de una eco­no­mía y la deman­da gene­ra­da por los ingre­sos de las empre­sas capi­ta­lis­tas y los hoga­res de los trabajadores. 

Pero eso no sig­ni­fi­ca que sea la «deman­da agre­ga­da» la que deci­da el nivel de infla­ción y, en par­ti­cu­lar, la deman­da gene­ra­da por una exce­si­va «pre­sión sala­rial». Este es el argu­men­to key­ne­siano de la infla­ción: «deman­da exce­si­va» y «pre­sión sala­rial» sobre los cos­tes. El últi­mo expo­nen­te de la teo­ría key­ne­sia­na del «exce­so de deman­da» es el exse­cre­ta­rio del Teso­ro esta­dou­ni­den­se y gurú key­ne­siano del «estan­ca­mien­to secu­lar», Larry Sum­mers. Ya en 2021 pro­nos­ti­có un aumen­to de las tasas de infla­ción debi­do al exce­so de gas­to públi­co uti­li­za­do para salir de la depre­sión del COVID. Pidió la «aus­te­ri­dad» del gobierno como respuesta.

Aho­ra, en un docu­men­to recien­te5, sos­tie­ne que las tasas de infla­ción se están midien­do arti­fi­cial­men­te bajas en com­pa­ra­ción con la últi­ma espi­ral infla­cio­na­ria de la déca­da de 1970. Esto se debe a que la for­ma de cal­cu­lar los cos­tes de la vivien­da en el actual índi­ce de infla­ción se ha modi­fi­ca­do en com­pa­ra­ción con la déca­da de 1970. En 1983 se intro­du­jo el con­cep­to de «alqui­ler equi­va­len­te del pro­pie­ta­rio» (OER) en lugar de los pre­cios reales de la vivien­da o los pagos de la hipo­te­ca. Sum­mers argu­men­ta que el uso del TEA para medir los pre­cios de la vivien­da redu­ce la tasa de infla­ción en com­pa­ra­ción con la medi­da uti­li­za­da ante­rior­men­te. Esto sig­ni­fi­ca que aho­ra la infla­ción es real­men­te mucho más alta que la tasa ofi­cial. Por lo tan­to, para con­tro­lar la infla­ción, la Reser­va Fede­ral ten­drá que subir su tipo de inte­rés ofi­cial mucho más de lo que cree que nece­si­ta. Las subi­das pre­vis­tas por la Fed lle­va­rían el tipo de inte­rés ofi­cial has­ta el 3,5%, un aumen­to masi­vo en poco tiem­po. Si tie­ne que estar más cer­ca del 5%, eso sí que ame­na­za con hacer caer todo el cas­ti­llo de naipes.

Los pri­me­ros en caer sue­len ser los que han acu­mu­la­do lo que Marx lla­ma­ba «capi­tal fic­ti­cio»6, es decir, los acti­vos finan­cie­ros y las pro­pie­da­des. El aumen­to de los tipos hace que los acti­vos de ren­ta fija sean rela­ti­va­men­te más atrac­ti­vos, redu­cien­do la deman­da de accio­nes, cuyos pre­cios caen enton­ces. Los pre­cios de las accio­nes de «Wall Street» ya han caí­do más de un 20%, lo que se con­si­de­ra terri­to­rio de «mer­ca­do bajista».

Y la pers­pec­ti­va de una rápi­da subi­da de los tipos de inte­rés ha gol­pea­do esa otra gran bur­bu­ja de los acti­vos finan­cie­ros: las crip­to­di­vi­sas. El pre­cio del Bit­coin ha baja­do un 45% en el año, a 21.000 dóla­res la mone­da. Aho­ra cues­ta más (25.000 dóla­res) minar­la. Así que no solo los espe­cu­la­do­res de crip­to­mo­ne­das están reci­bien­do un gran gol­pe, sino tam­bién los que la minan. Una prue­ba más de que las crip­to­mo­ne­das no son dine­ro alter­na­ti­vo a las mone­das fidu­cia­rias (las crea­das por el Esta­do), sino sim­ple­men­te otro acti­vo finan­cie­ro especulativo.

Como dije en un post ante­rior: «En los últi­mos 20 años, las fic­cio­nes finan­cie­ras se han digi­ta­li­za­do cada vez más. Las tran­sac­cio­nes finan­cie­ras de alta fre­cuen­cia han sido sus­ti­tui­das por la codi­fi­ca­ción digi­tal. Pero estos desa­rro­llos tec­no­ló­gi­cos se han uti­li­za­do prin­ci­pal­men­te para aumen­tar la espe­cu­la­ción en el casino finan­cie­ro, dejan­do a los regu­la­do­res en la esta­ca­da. Cuan­do los mer­ca­dos finan­cie­ros se hun­dan, como aca­ba­rán hacien­do, los daños digi­ta­les que­da­rán al descubierto».

Y lue­go está la vivien­da. La sema­na pasa­da, los tipos de inte­rés de las hipo­te­cas sobre vivien­das en Esta­dos Uni­dos expe­ri­men­ta­ron la mayor subi­da des­de 1987 has­ta alcan­zar el 5,78%, el nivel más alto des­de noviem­bre de 2008. El tipo era del 3,2% a prin­ci­pios de año, mien­tras que hace un año, antes de que la Reser­va Fede­ral se embar­ca­ra en una agre­si­va cam­pa­ña de subi­da de los tipos de inte­rés, la hipo­te­ca de tipo fijo a 30 años tenía una media del 2,93%.

El aumen­to des­de enero del 3% al 6% sig­ni­fi­ca aho­ra que 18 millo­nes de hoga­res menos pue­den acce­der a una hipo­te­ca de 400.000 dólares.

Esto supo­ne una reduc­ción del 36% en la deman­da poten­cial. La ase­qui­bi­li­dad de los com­pra­do­res de vivien­da se ha desplomado.

Como resul­ta­do, el has­ta aho­ra flo­re­cien­te mer­ca­do inmo­bi­lia­rio esta­dou­ni­den­se ha empe­za­do a derrumbarse.

En lo que se equi­vo­can Sum­mers y los key­ne­sia­nos es en que no es el exce­so de deman­da lo que ha hecho subir la tasa de infla­ción de los bie­nes y ser­vi­cios que la gen­te uti­li­za, sino el debi­li­ta­mien­to de la ofer­ta. Los cue­llos de bote­lla de la ofer­ta gene­ra­dos duran­te el des­plo­me del COVID a nivel mun­dial se han vis­to aho­ra agra­va­dos por el con­flic­to entre Rusia y Ucra­nia, espe­cial­men­te en mate­ria de ener­gía y ali­men­tos. Ya he habla­do antes de la cri­sis ali­men­ta­ria mun­dial que ya ha comen­za­do7. Y las san­cio­nes con­tra el sumi­nis­tro ener­gé­ti­co ruso tam­bién están ace­le­ran­do los pre­cios del com­bus­ti­ble y la calefacción.

Pero aquí está el pro­ble­ma. El cre­ci­mien­to de la pro­duc­ción mun­dial ya se esta­ba ralen­ti­zan­do antes del Covid. Tome­mos como ejem­plo el petró­leo. La pro­duc­ción de petró­leo fue­ra de Esta­dos Uni­dos se había man­te­ni­do está­ti­ca duran­te años, inclu­so antes de la caí­da del Covid, y seguía estan­do por deba­jo de los nive­les pre­pan­dé­mi­cos antes de que esta­lla­ra el con­flic­to entre Rusia y Ucrania.

El cre­ci­mien­to de la pro­duc­ti­vi­dad era muy bajo y el cre­ci­mien­to del empleo se ralen­ti­za­ba. La pro­duc­ción y la inver­sión capi­ta­lis­tas se ralen­ti­za­ron por­que la ren­ta­bi­li­dad del capi­tal en las prin­ci­pa­les eco­no­mías había alcan­za­do casi míni­mos his­tó­ri­cos antes de la pan­de­mia. La recu­pe­ra­ción de la inver­sión y la pro­duc­ción des­pués de la Covid fue solo un «subi­dón de azú­car»8 cuan­do las eco­no­mías se reabrie­ron y se libe­ró el gas­to repri­mi­do. Aho­ra está cla­ro que el cre­ci­mien­to de la pro­duc­ción y la inver­sión en las prin­ci­pa­les eco­no­mías es dema­sia­do débil para res­pon­der a la reac­ti­va­ción de la deman­da. Por ello, la infla­ción se ha disparado.

Lo que esto nos dice es que no es la deman­da exce­si­va o el empu­je de los cos­tes sala­ria­les, o para el caso el exce­so de dine­ro, lo que está cau­san­do la ace­le­ra­ción de la infla­ción, sino el débil cre­ci­mien­to de la pro­duc­ción y la insu­fi­cien­te inver­sión en acti­vos pro­duc­ti­vos. No hay una «deman­da exce­si­va» de los hoga­res esta­dou­ni­den­ses. El cre­ci­mien­to real de las ven­tas al por menor (es decir, des­pués de tener en cuen­ta la infla­ción) es plano.

Y ya sabe­mos que los sala­rios no siguen el rit­mo de las tasas de infla­ción en todas las gran­des economías.

Aho­ra apa­re­cen los pri­me­ros indi­cios de que inclu­so el lla­ma­do mer­ca­do de tra­ba­jo fuer­te se está debi­li­tan­do en Esta­dos Uni­dos. Las soli­ci­tu­des de sub­si­dio de des­em­pleo están aumentando.

Por lo tan­to, las subi­das de los ban­cos cen­tra­les no con­tro­la­rán la infla­ción, a no ser que se pro­duz­ca un des­plo­me o una rece­sión. La polí­ti­ca de subi­das agre­si­vas de los tipos de inte­rés a fina­les de la déca­da de 1970 por el enton­ces pre­si­den­te de la Fed, Paul Volc­ker, se cita a menu­do como prue­ba de que los ban­cos cen­tra­les pue­den redu­cir la infla­ción. La reali­dad es que las subi­das de Volc­ker solo con­tri­bu­ye­ron a pro­vo­car una de las caí­das más gra­ves (1980−1982) de la segun­da mitad del siglo XX, que aca­bó diez­man­do los sec­to­res manu­fac­tu­re­ros de las prin­ci­pa­les eco­no­mías avan­za­das. Fue la rece­sión, la caí­da de la pro­duc­ción y el aumen­to del des­em­pleo lo que aca­bó pro­vo­can­do la reduc­ción de la inflación.

Esa es la pers­pec­ti­va aho­ra si la Fed adop­ta inclu­so la mitad de las subi­das de polí­ti­ca que apli­có Volc­ker. La ren­ta­bi­li­dad del capi­tal ya era baja y aho­ra vuel­ve a caer en las prin­ci­pa­les eco­no­mías, como he mos­tra­do en posts ante­rio­res. Y como argu­men­té en un post ante­rior9, jun­to a esa caí­da está el tema del cos­te de la deuda.

Según un recien­te aná­li­sis del FT, las empre­sas con «bene­fi­cios volá­ti­les y ele­va­dos cos­tes de intere­ses» se enfren­tan a un ries­go cre­cien­te de quie­bra. Estas «empre­sas zom­bi», como sue­len lla­mar­se, alcan­za­rán el 20% de todas las empre­sas si los tipos de inte­rés se dupli­can (que es el obje­ti­vo de muchos ban­cos cen­tra­les) y si los bene­fi­cios caen un 25%, lo que aho­ra pare­ce muy pro­ba­ble10.

Y, por supues­to, esto tam­bién se apli­ca a lo que se deno­mi­na «deu­da de los mer­ca­dos emer­gen­tes»11 que deben muchos paí­ses pobres de todo el mun­do. Más de 38.000 millo­nes de dóla­res han sali­do de los fon­dos de inver­sión espe­cia­li­za­dos y de los fon­dos de bonos nego­cia­dos en bol­sa des­de prin­ci­pios de año, según los datos de EPFR. El éxo­do continuará.

El mun­do del cré­di­to se está estre­chan­do y tra­yen­do con­si­go una caí­da de los pre­cios de los acti­vos finan­cie­ros, pero tam­bién expo­nien­do las fallas en la pro­duc­ción de la «eco­no­mía real». Como decía el FT en un edi­to­rial esta sema­na: «la elec­ción es la estan­fla­ción, o la depre­sión deflacionaria».

Michel Roberts

18 de junio de 2022

Fuen­te: https://thenextrecession.wordpress.com/2022/06/18/a‑tightening-world/

  1. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​1​5​/​0​8​/​1​4​/​g​r​e​e​c​e​-​i​t​s​-​u​n​s​u​s​t​a​i​n​a​b​le/
  2. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​2​/​0​2​/​1​9​/​i​n​f​l​a​t​i​o​n​-​s​u​p​p​l​y​-​o​r​-​d​e​m​a​nd/
  3. https://​www​.fede​ral​re​ser​ve​.gov/​m​o​n​e​t​a​r​y​p​o​l​i​c​y​/​f​i​l​e​s​/​2​0​2​2​0​6​1​7​_​m​p​r​f​u​l​l​r​e​p​o​r​t​.​pdf
  4. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​0​/​0​8​/​1​7​/​c​o​v​i​d​-​a​n​d​-​i​n​f​l​a​t​i​on/
  5. https://​www​.nber​.org/​p​a​p​e​r​s​/​w​3​0​116
  6. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​1​/​0​1​/​2​5​/​c​o​v​i​d​-​a​n​d​-​f​i​c​t​i​t​i​o​u​s​-​c​a​p​i​t​al/
  7. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​2​/​0​6​/​0​3​/​f​o​o​d​-​f​a​m​i​n​e​-​a​n​d​-​w​ar/
  8. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​1​/​0​3​/​2​1​/​t​h​e​-​s​u​g​a​r​-​r​u​s​h​-​e​c​o​n​o​my/
  9. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​1​/​0​6​/​2​7​/​i​n​f​l​a​t​i​o​n​-​i​n​t​e​r​e​s​t​-​r​a​t​e​s​-​a​n​d​-​d​e​bt/
  10. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​2​/​0​6​/​1​0​/​t​h​e​-​s​c​i​s​s​o​r​s​-​o​f​-​s​l​u​mp/
  11. https://​the​nex​tre​ces​sion​.word​press​.com/​2​0​2​2​/​0​4​/​0​3​/​t​h​e​-​s​u​b​m​e​r​g​i​n​g​-​m​a​r​k​e​t​-​d​e​b​t​-​c​r​i​s​is/

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