«Maquiavelo dijo con razón que los suizos eran libres e independientes porque tenían armas. Hezbollah venció al Ejército invasor sionista en verano de 2006 porque disponía de las armas adecuadas, había aprendido los métodos, tácticas y disciplinas necesarias, con una estrategia adecuada a sus objetivos históricos. Desconocemos si Hamas dispone del armamento necesario para luchar contra «Israel», y otro debate es si puede vencer aun teniendo los recursos de Hezbollah. Recordemos lo que le costó a «Israel» vencer a los palestinos en Beirut en 1982, buscando al final un acuerdo internacional que permitió salir al grueso de los palestinos dirigidos por Arafat, moral y políticamente victoriosos tras 88 días de combate con armas ligeras.»
Lecciones de la Comuna y de Gaza
Estas palabras están escritas hace casi diecisiete años, el 13 de enero de 2009, y pertenecen al artículo ¿Ayuda para Gaza?: Armas1. El título es esclarecedor en sí mismo. Entonces ya provocó un cierto debate porque el derecho/necesidad de la lucha armada, de la revolución en sí misma, estaba cuestionado total o parcialmente en las izquierdas que se emblandecían rápidamente. La fe crédula en el pacifismo, en el fetichismo de la democracia burguesa, en las promesas de los amos, en la miseria del «pánico moral»…, pudrían ya a las fuerzas reformistas que años antes habían practicado la interacción de las formas de lucha, el internacionalismo antiimperialista y la teoría de la toma del poder y la creación de un Estado socialista.
Aunque luego veremos rápidamente el contexto de retroceso de la teoría marxista de la crisis y de la violencia, que forman una en sí misma, ahora y para encuadrar conceptualmente el artículo sobre las armas como la mejor ayuda a Palestina, ofrecemos este otro artículo titulado La violencia y lo militar en Marx2 escrito en marzo de 2009. Los textos posteriores sobre el mismo asunto solo han mejorado estos dos, nunca los han negado.
El genocidio sionista, con toda su tecnociencia del exterminio en el grado actual de desarrollo, es solo la parte externa más atroz en cuanto su forma y contenido alcanzado hasta ahora. La perspectiva histórica de la «mejora» del terror burgués es imprescindible para comprender que la industria del exterminio, que es la principal baza de existencia del ente sionista, es parte de la industria de la matanza humana estudiada por Marx y Engels en sus borradores sobre El Capital. El sionazismo no es una aberración anómala y contingente de la civilización burguesa, es una de sus necesarias expresiones más nítidas aplicada totalmente en Asia Occidental y parcialmente en otras muchas partes del mundo. El carácter de necesidad viene del antagonismo inconciliable de la unidad y lucha de contrarios en el modo de producción capitalista. Estudiando la Comuna de París de 1871, Marx escribió:
La civilización y la justicia del orden burgués aparecen en todo su siniestro esplendor dondequiera que los esclavos y los parias de este orden osan rebelarse contra sus señores. En tales momentos, esa civilización y esa justicia se muestran como lo que son: salvajismo descarado y venganza sin ley. Cada nueva crisis que se produce en la lucha de clases entre los productores y los apropiadores hace resaltar este hecho con mayor claridad. Hasta las atrocidades cometidas por la burguesía en junio de 1848 palidecen ante la infamia indescriptible de 1871. El heroísmo abnegado con que la población de París –hombres, mujeres y niños– luchó por espacio de ocho días después de la entrada de los versalleses en la ciudad, refleja la grandeza de su causa, como las hazañas infernales de la soldadesca reflejan el espíritu innato de esa civilización, de la que es el brazo vengador y mercenario. ¡Gloriosa civilización esta, cuyo gran problema estriba en saber cómo desprenderse de los montones de cadáveres hechos por ella después de haber cesado la batalla!3
Las crisis se han multiplicado, extendido e interactuado desde 1871 hasta 2025, de modo que aquella «soldadesca» es ahora tan «soldadesca» como entonces, pero experta en drones inteligentes conectados en red mediante satélites y centros terrestres guiados con programas con nombre bíblico4. Los sionazis y la tecnociencia de la aniquilación, cuya cuantificación supera con creces la cifra de 60.000 según The Lancet5, sigue la enseñanza de los genocidas de la Comuna que dieron gracias a su dios de la guerra levantando la basílica de Sacre Coeur que se yergue en Montmartre sobre la sangre de aproximadamente 30.000 comuneros asesinados. El salto de los cañonazos con metralla a la guerra cognitiva y a los drones inteligentes no debe confundirnos: Camelot sigue ahí6 porque es, sobre todo, forma parte del militarismo como «idiosincrasia»7 del capital.
La perspectiva histórica que nos ilumina sobre el desarrollo del «salvajismo descarado y venganza sin ley» de la civilización del capital nos debe llevar al estudio de la permanente mejora de las doctrinas de la contrainsurgencia imperialista con sus malabarismos trileros del palo y la zanahoria, de la represión y de la reforma tramposa, siempre sujeta a las férreas exigencias de los Principios Mitchell cuya lectura en internet recomendamos enfáticamente, o cualquier otra estratagema destinada a paralizar y destruir las luchas de las clases y pueblos explotados. Como no podemos extendernos en esta decisiva cuestión, proponemos que se lea nuestro artículo: ¿Se puede «negociar» con el imperialismo?8
Un ejemplo de libro del método del palo y la zanahoria fue el reconocimiento en 2012 por la ONU del «Estado palestino» como observador, pero sin voto, según veremos. Pero Hamas no se ha tragado el anzuelo de las promesas siempre incumplidas y ha declarado que «no depondrá las armas hasta la “plena restauración” de sus “derechos nacionales, el principal de ellos el establecimiento de un Estado palestino independiente y plenamente soberano con Jerusalén como su capital”»9. Respondiendo a las falsedades dichas por un representante norteamericano, otro comunicado de Hamas insiste en que «la resistencia y sus armas son un derecho nacional y legal mientras persista la ocupación y están reconocidas por las convenciones y normas internacionales»10.
Recientemente, siete organizaciones de la Resistencia palestina –Hamas, Jihad Islámica Palestina, FPLP, FDLP, FPLP-CG y Fuerzas Al-Sa’iqa– firmaron una Declaración de siete puntos que es imprescindible estudiar detenidamente porque zanja todas las maniobras de confusión y manipulación destinadas a desorientar y dividir al pueblo palestino, Declaración que concluye así: «Nuestro pueblo palestino, al igual que otros pueblos del mundo que han sufrido bajo la ocupación y el colonialismo, alcanzará su libertad e independencia, sin importar el tiempo o los desafíos, basado en la justicia de su causa, la resistencia de sus hijos y el apoyo de todos los pueblos libres del mundo en su lucha legítima por la liberación, el retorno y la independencia»11.
La creación y las sucesivas etapas de desarrollo de «Israel» así como de las estrategias de exterminio del pueblo palestino, dependen de la evolución de la lucha de clases a nivel mundial, la que a su vez es parte de la dialéctica de la ley general de la acumulación capitalista. Por tanto, es imposible entender el porqué de la amputación de la mitad de Cisjordania justo a comienzos del siglo XXI, sin tener en cuenta el porqué de los planes sionista de 1982 para «reorganizar»12 Asia Occidental no solo en el contexto mundial de entonces sino también y sobre todo del grado de antagonismo de las contradicciones esenciales del modo de producción capitalista en aquellos años: recordemos que ya para entonces el imperialismo sabía que el «problema energético», por citar solo ese, estaba llegando al punto de irreversibilidad y había que reordenar el mundo cuanto antes. Desde esta perspectiva materialista y dialéctica comprendemos por qué ya en marzo de 2002 Saramago denunciara el sentimiento de impunidad de la población israelí y de su ejército, afirmando que se habían convertido en «rentistas del holocausto»13. Saberse impunes porque el imperialismo protege a su portaaviones nuclear terrestre llamado «Israel», justifica sus crímenes, ampara su economía y rearma su ejército para multiplicar las rentas del holocausto que garantiza la expropiación de los recursos del mundo.
La perspectiva o mejor el método marxista apenas está presente o está muy poco desarrollado en la inmensa mayoría de libros, textos, artículos, conferencias y debates sobre el ente sionista, algunos de ellos son excelentes, pero limitados en su método interno, lo que les resta poder conceptual. Dos textos buenos pero limitados por la debilidad del método son, por ejemplo: el informe de Francesca Albanese sobre la «economía del genocidio»14 y el de Jonathan Cook sobre las implicaciones para el futuro que ofrece el gran negocio sionazi de la matanza humana en Palestina15. Pero hacemos una crítica implacable a quienes defienden directa o indirectamente, con cinismo sibilino, el «derecho a la resistencia» sionazi.
Podemos resumir nuestra crítica constructiva a estos y otros textos en lo siguiente: solo la revolución socialista hundirá el portaaviones nuclear terrestre israelí y creará el Estado palestino del río al mar. Si no actuamos diariamente en este sentido, en el de hacer que en cada artículo, propuesta, movilización o protesta colectiva o individual esté presente el objetivo revolucionario, si no lo hacemos seguimos encadenamos al progresismo legalista impotente, que siempre ha fracasado en el momento crítico. Por ejemplo, en ninguna línea ni frase del artículo ¿Qué podemos hacer desde Europa para detener el genocidio israelí en Gaza16 se intenta agarrar el toro por los cuernos, llegar a la raíz del problema que no es otra que la propiedad capitalista de las fuerzas productivo-reproductivas, y por tanto la necesidad objetiva –objetiva– de la revolución socialista y todo lo que implica.
El artículo se guía por la categoría dialéctica de lo histórico/lógico, por lo que ofrece las referencias online que estima suficientes para asentar sus tesis. Ofrece un soporte básico obtenible en la red con la finalidad de abrir un debate serio basado en el conocimiento crítico, que por serlo nos facilite la práctica revolucionaria contra el sionazismo y el capitalismo porque:
Evidentemente, el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que la fuerza material tiene que derrocarse mediante la fuerza material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y demuestra ad hominem, y argumenta y demuestra ad hominem, cuando se hace radical, ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz para el hombre, es el hombre mismo17.
Bomba atómica, trampa de Oslo y reformismo
Desde 197618 «Israel» ha sido la principal beneficiada por las inversiones militares y por tanto económicas estadounidenses. Pensamos que no es casualidad por dos motivos. Uno, porque en 1973 durante la guerra del Yon Kupur el ente sionista estuvo al borde de la derrota total a manos de Egipto y Siria, entonces Golda Meir dio la orden de lanzar bombas nucleares sobre El Cairo y Damasco, lo que hubiera provocado la Tercera Guerra Mundial porque la URSS tenía pactos con Egipto y Siria. Enterado Moscú casi al instante mandó que un Mig-25 sobrevolase el territorio israelí paseándose tranquilamente por los cielos de Tel Aviv19. La mejor aviación sionista de origen francés y yanqui, ni sus misiles, podían derribar al Mig-25 lo que aterrorizó a Tel Aviv, al Pentágono y a la OTAN. «Israel» pidió la paz y la URSS evitó la guerra nuclear.
El otro motivo por el que Estados Unidos se lanzó a armar al sionismo tiene que ver sobre todo con la simbiosis entre Tel Aviv y Washington para dominar y reprimir a los pueblos de Nuestramérica. Como muy bien detalla Martin A. Martinelli en su último libro sobre el genocidio y la geopolítica, la unidad de intenses entre el sionismo y la Casa Blanca es central en la contrainsurgencia imperialista, destacando en la tarea el cuasi monopolio de «conglomerados informativos» de alienación generalizada además de la presencia sionista en los medios represivos más sofisticados e invisibles, pero también brutales en su materialidad.
Según el mismo autor, la simbiosis también se extiende Asia Occidental:
Una de las formas más importantes en que «Israel» facilita los objetivos imperialistas de Estados Unidos es ayudando a asegurar el control de los corredores comerciales y los recursos energéticos críticos del Medio Oriente. Estados Unidos no logró los objetivos pensados o planificados de interrumpir la Ruta de la Seda, es decir, de debilitar el plan de expansión chino20.
La ayuda sionista a Estados Unidos y viceversa, ha ido en aumento en la medida en que una y otra vez el imperialismo fracasaba en sus proyectos de utilizar las bombas nucleares ante el avance de la liberación de los pueblos. Durante este proceso ha ido creciendo como un cáncer el temido y poco estudiado «lobby sionista» en Estados Unidos, auténtico poder oscuro sobre el que ahora no podemos extendernos, por lo que ofrecemos el artículo21 referenciado abajo.
La primera vez que la URSS evitó la Tercera Guerra Mundial con su poder nuclear fue el paso atrás de la OTAN y de Estados Unidos en la ejecución del Plan Dropshot de 1949 para destruir cien ciudades soviéticas con 300 bombas nucleares, programa reforzado en 1951 con el nombre de Reaper, pero no ejecutado por miedo a la fuerza soviética y las posibles rebeliones en la retaguardia imperialista. La segunda vez fue en la derrota del imperialismo en su guerra para ocupar Corea y tener un vital punto de arranque para una posterior invasión de China Popular y un posible avance hacia el este de la URSS. La tercera la amenaza de destruir «Israel» iniciando la Tercera Guerra Mundial, que acabamos de ver. Y la cuarta fue la victoria de Vietnam sobre el imperialismo en 1975 que también asustó al imperialismo. De las cuatro, las dos últimas fueron decisivas para el rearme intenso del sionismo por Estados Unidos, como también lo fue el contexto de severa crisis genético-estructural que azotaba al capitalismo.
Nos hemos extendido un poco en la decisión de Golda Meyer de destruir El Cairo y Damasco porque en cada crisis grave el poder sionista ha tenido la tentación de volver a usarlas, como lo está pensando ahora contra Irán como veremos. En 1978 «Israel» ocupó el sur del Líbano preparándose para la guerra de 1982 a 1985, llegando a controlar Beirut donde obtuvo la ayuda de alrededor de 1200 cristianos libaneses para el exterminio de refugiados civiles palestinos en los campos de Sabra y Shatila durante dos días ayudados por las bengalas sionistas que a las noches iluminaban la brutalidad cristiana que hicieron el «trabajo sucio», pero fue «Israel» quien con su guerra contra el Líbano hizo que murieran al menos 150.000 personas y que 17.415 desaparecieron22.
La estrategia sionista de guerra simbólica y de expropiación de territorio dio un paso muy importante en el Lunes Negro del 8 de octubre de 1990 cuando dispararon contra una multitud palestina matando a 21 personas e hiriendo a 300 que defendían la mezquita de Al-Aqsa en Al-Qud –Jerusalén – , la tercera más importante del islam23. «Israel» quería destruir la mezquita para construir en su lugar el Tercer Templo judío. La importancia de la guerra de símbolos no escapa a nadie y menos a la CIA24 y al sionismo que la utiliza en su uso: reafirmarse a sí mismo y provocar reacciones que muestren puntos débiles en la Resistencia. Veremos cómo muy recientemente, el sionazismo ha vuelto a llamar a la destrucción de la mezquita de A‑Aqsa, de hecho desde 2023 y hasta enero de 2025 han destruido más de 815 mezquitas y dañado 15125, sin hablas de las decenas de cementerios y otros lugares referenciales y de enorme valor simbólico.
Las secuelas de la brutalidad sionista en Líbano hasta 1985 llevaron al imperialismo a intentar lavar la sangre en la imagen pública de «Israel». Se tanteó sobre posibles salidas negociadas que condujeron al muy correctamente llamado «fiasco de Oslo» o también «trampa de 1993». Tras estudiar lo firmado, Edward Said escribió lo siguiente: «Israel ha triunfado absolutamente, ha realizado todas sus aspiraciones históricas y estratégicas merced a la política estadounidense: conquistó Palestina por la fuerza, desterró a sus habitantes y ahora obtiene, no solo la aquiescencia, sino también su cooperación en el mantenimiento del gobierno militar sobre el 20% de lo que queda del territorio del antiguo Mandato británico»26.
Se nos perdone la larga cita que ofrecemos pero ella sola explica aquel desastre y lo que ha venido después:
Para Israel, Oslo fue un buen negocio, en el que ganó notables dividendos. Sin realizar ninguna concesión significativa, salió del aislamiento internacional, ensanchó sus relaciones exteriores y la normalización con varios Estados árabes, al mismo tiempo que ha mantenido el control de los territorios, sus recursos naturales, hídricos y fronteras; ha seguido apropiándose de más territorio palestino y expandiendo toda su red de asentamientos e infraestructuras coloniales; y, sobre todo, se deshizo del grueso de la población palestina, librándose de su responsabilidad como potencia ocupante y desplazándola a una AP débil, dependiente y limitada a funciones civiles […] para la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Oslo fue una bancarrota, en la que invirtió todo el capital político acumulado durante décadas de lucha contra Israel como expresión colonial, durante las que se había granjeado su legitimidad y representatividad. Lejos de ver el fin de la ocupación y el alumbramiento de un mini-Estado, tres décadas después, los palestinos están muchísimo peor que antes27.
El truco del palo y la zanahoria funcionó en Oslo a las mil maravillas, y ha sido definido como «una táctica del imperialismo para contener el ascenso de las masas»28. En 1993 la contrainsurgencia que prometía reformas a cambio de abandonar la lucha armada, tenía el aval de la «victoria democrática» sobre la URSS y la euforia de que se había entrado en una «nueva era de paz» parecía eterna porque en el último trimestre de ese año el capitalismo yanqui tuvo un crecimiento del 5,9%29. Pero la evolución de la lucha de clases a nivel mundial como efecto del empeoramiento de las contradicciones del capitalismo, destrozarían toda ilusión subjetivista.
Los sorprendentes atentados de las Torres Gemelas de septiembre de 2001 sacaron a la luz varias cuestiones importantes que, en su conjunto, influirían mucho en el devenir de esa unidad y lucha de contrarios de Palestina resistiéndose al extermino sionista: el caos financiero desatado indicaba que la crisis económica subyacente hasta entonces era más seria de lo esperado; la inmediata puesta en marcha del muy represivo Plan Patriota indicaba que la burguesía quería aplastar al proletariado; la militarización de la economía y de la política exterior volvía a verse como la salida a la crisis lo que se plasmaba en la doctrina de la «guerra contra el terrorismo» que no era sino la guerra contra quien no obedeciera a un Estados Unidos decadente y en el marco de una recesión global, tal como explicó J. Beinstein30 a finales de 2002.
Antes de que el imperialismo buscara solucionar sus problemas mediante la guerra, en este caso con la segunda destrucción de Irak en 2003, antes de eso pendía ya como espada de Damocles sobre Palestina y Asia Occidental el poderoso arsenal nuclear sionista, una realidad que lo condiciona todo, especialmente las formas de lucha armada de la Resistencia así como las formas de solidaridad que puede y debe recibir. Cualquier análisis que se pretenda hacer al respecto, que no tenga en cuenta las 400 bombas atómicas y los siete centros nucleares del «Israel»31 ya en 2006, está condenado al fracaso.
Las ingentes masas de capital necesarias para fabricar ese poder de destrucción absoluta solo podían llegar de la ayuda imperialista, fundamentalmente francesa, norteamericana y sudafricana; pero también del saqueo y la sobreexplotación casi esclavista del pueblo palestino que, según informes del BM de 2004, tenía la mitad de la población de Cisjordania y Gaza en la pobreza, lo que unido a la criminalidad cotidiana de la ocupación sionista provocaba «graves problemas mentales en la población»32. También le llegaba del negocio de las ganancias obtenidas con las privatizaciones tanto de fuerzas represivas, que veremos, como del muy rentable negocio del apartheid: «en “Israel”, transfieren gran parte de la riqueza del Estado a manos privadas que han logrado buenas ganancias con el apartheid, la ocupación, los asesinatos y la desposesión»33.
¿Cómo legitimar el terror? Sobre todo, mintiendo. El historiador I. Pappé fue uno de los pocos que se atrevió a destapar la construida por el sionismo para ocultar y/o legitimar su terrorismo sistemático, y lo volvió a hacer a comienzos de 2004: «mi padre y mis profesores nos habían repetido una y mil veces que cuando se fundó el Estado de “Israel” en 1948 los palestinos prefirieron irse y eso es mentira. Los archivos que consulté y los documentos que yo mismo leí demostraban que los palestinos fueron expulsados por los israelíes con terror, amenazas y violencia»34. I. Pappé ha seguido investigando y denunciando tanto la mentira como su construcción y divulgación, mostrando como el sionismo manipula el «pánico moral» que paraliza a sectores occidentales cuando tienen que enfrentarse al genocidio sionazi:
Ignorar el genocidio en la Franja de Gaza y la limpieza étnica en Cisjordania solo puede describirse como intencional y no por ignorancia. Tanto las acciones de los israelíes como el discurso que las acompaña son demasiado visibles para ser ignorados, a menos que los políticos, académicos y periodistas elijan hacerlo. […] El pánico moral es una situación en la que una persona tiene miedo de adherirse a sus propias convicciones morales porque esto exigiría cierto coraje que podría tener consecuencias. No siempre somos puestos a prueba en situaciones que requieren coraje, o al menos integridad. Cuando sucede, es en situaciones donde la moralidad no es una idea abstracta sino un llamado a la acción. Por eso tantos alemanes permanecieron en silencio cuando los judíos fueron enviados a campos de exterminio y por eso los estadounidenses blancos se mantuvieron al margen cuando los afroamericanos fueron linchados o anteriormente esclavizados y abusados35.
Pero el «pánico moral» de sectores occidentales no paraliza a la derecha y ultraderecha pro-sionista que jalea públicamente sus crímenes, tampoco impide que las burguesías sigan enriqueciéndose con los negocios con «Israel», fortaleciendo así a los genocidas. Pensamos nosotros que ello es debido, además de a otras razones, también al abandono por parte de la izquierda revolucionaria de la lucha práctica, teórica y ética contra los efectos desmoralizadores de las sucesivas crisis que azotaron al capitalismo, golpeando la conciencia de las clases trabajadoras.
Por ejemplo, en 2003, el reformista Ulrich Beck, afirmaba que estábamos entrando en la «sociedad del riesgo» regida por la «economía política de la inseguridad» aunque en ningún momento plantea una alternativa para acabar con la inseguridad socializando las fuerzas productivas mediante la propiedad socialista de los medios de producción. Estos y otros términos como la «modernidad líquida» de Z. Bauman, o los un poco anteriores de los «significantes vacíos», «significantes flotantes», etc., de Laclau y Ch. Mouffe, por no alargarnos en otros divagadores, infectaron fácilmente a la intelectualidad progre ya reblandecida porque llevaba años dopándose con las elucubraciones de intelectuales de la «escuela francesa» tan penetrada por la CIA36, con la demagogia de lengua gorda del postmarxismo37 obsesionado por enterrar definitivamente a Lenin, o del «marxismo occidental»38 que no tiene nada de antiimperialista.
Lebensraun, guerra de túneles e inestabilidad sistémica
Pues bien, mientras la intelectualidad flotaba en estas nubes y, lo que es peor, se dejaba engatusar por el imperialismo y sus «guerras humanitarias», en 2004 Alemania intensificaba el desmontaje del llamado «Estado del bienestar» porque la perspectiva socio-económica era inquietante y para noviembre de 2005 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD, advertía en su informe anual un panorama sombrío porque «la desaceleración del crecimiento de la producción mundial en 2005 se debe sobre todo a la disminución del ritmo de crecimiento en las principales economías desarrolladas y en algunas economías emergentes de América Latina y el Asia oriental»39, lo que podría detener el crecimiento de la economía mundial.
Fue en ese contexto en el que Irán dio un paso trascendente: utilizará el euro en vez del dólar en las transacciones petroleras40. El odio yanqui y sionista a Irán saltó a otra dimensión ya irracional, algunos Estados y pueblos comprendieron que algo serio podría empezar a moverse fuera de la dictadura del petrodólar y la Resistencia palestina se sintió reforzada. El odio contra Irán se reforzó en el odio contra Chávez41 y Venezuela, también contra China y Rusia, cuando el comandante venezolano propuso una medida esencialmente idéntica a la iraní en 2009.
En el mismo año en el que empezó a emerger la tercera Gran Depresión de 2007 – 2008, se conoció la doctrina estratégica yanqui elaborada poco después de 2001 consistente en ir destruyendo uno a uno los Estados de Irak, Libia, Siria, Líbano, Somalia, Sudán e Irán42, creando un espacio caótico de pequeños bantustanes cohesionados solo por la dictadura del dólar y su poder militar. Este plan de largo alcance era plenamente compatible con el viejo sueño sionista del «Gran Israel», un «Lebensraun»43 que tomó forma concreta en 1967 y que se basaba en las supuestas palabras de un tal Abraham recogidas en uno de los libros más falsificados y contradictorios de la historia llamado la Biblia. Presionados por las urgencias militares los fanáticos sionazis reinterpretarán la Biblia según el nuevo armamento, como veremos. Mientras tanto, «Israel» era una gran empresa multinacional que fabricaba todo lo necesario para crear «un mundo fortificado»44 en el que el caos militarizado garantiza la prosperidad israelí.
Se cerraba así el cepo de exterminio que sentaría las bases para el genocidio actual, que venía preparándose meticulosamente con el saqueo del agua palestina realizado descaradamente por «Israel» desde su instauración y en especial con la fulgurante guerra de 1967, o «guerra del agua»45, que desde el principio empezó a castigar con la «sed» al pueblo palestino: agua que en la Gaza de 2008 no alcanzaba el 90% de los niveles de salubridad establecido por la OMS. En Nablus «muchas familias están ya sufriendo por la crisis económica, muchas han visto sus tierras confiscadas y han perdido su sustento en el sector agrícola como consecuencia de la ocupación israelí, por lo que les ha sido imposible encontrar un empleo alternativo. Mucha gente no puede permitirse ese gasto adicional, por lo que están reduciendo su consumo de agua a niveles tales que están impactando negativamente en su salud y en la de sus niños»46.
En septiembre de 2008 se celebró la Cumbre del G‑20 en Washington en la que, además de buenas palabras, no se aprobó ninguna propuesta concreta para salir de la crisis mundial ni tampoco para detener la violencia sionista en la zona, que se transformaría en guerra contra Gaza desde ese diciembre hasta mediados de enero de 2009. No llegó a un mes pero fue de una intensidad destructiva que anunciaba al menos cinco cosas: una, «Israel», con la ayuda imperialista, endurecía su expansionismo; dos, el pueblo gazatí liderado por Hamas demostró una fuerza defensiva apreciable que iría creciendo; tres, los indicios fundados de que algunos Estados y fuerzas políticas ayudaban en silencio a la Resistencia; cuatro, el comportamiento traidor y colaboracionista de la Autoridad Nacional Palestina que debilitó así más su ya floja legitimidad, forzando al imperialismo a tomar medidas en 2012, como veremos; y cinco, el colaboracionismo activo o pasivo con los crímenes sionistas del grueso de Estados por reaccionarismo, por intereses económicos y/o por miedo a Estados Unidos e «Israel».
Analizando la guerra de 2008 – 2009, G. Lalieu y M. Collon llegaron a la conclusión de que el mensaje de «Israel» era: «“Israel” estará siempre allí, incluso con armas nucleares y puede imponerles lo que quiera», si bien de inmediato advierten de que el sionismo nunca lo logrará «porque del otro lado hay combatientes que no tienen ya nada que perder y que están dispuestos a sacrificarse, cosa que no se encontrará en las filas del Tsahal»47. Veremos más adelante que una de las razones de la agresión sionista a Gaza era la de intentar apropiarse de las reservas de gas en las costas gazatíes, para lograrlo más adelante debía destruir la fuerza de la Resistencia.
En realidad, los palestinos no tenían nada que perder en 2009 sino una vida que ganar, porque sabían del desprecio sionista por la vida de su pueblo y sobre todo de su infancia. También lo sabían algunos judíos enemigos del sionismo: en febrero de 2009 el analista Gideon Levy expuso esta aterradora conclusión de sus investigaciones: la indiferencia de la población ante el infanticidio palestino48. Casi un año después, se publicó un libro en el que se recogían sentencias de los libros sagrados para recordar lo que ya se sabía: «En las 230 páginas de Torat ha-Melej se citan la Biblia, el Talmud y otros textos rabínicos para argumentar que la vida de los gentiles tiene menos valor que la de los judíos y justificar la muerte de aquellos por el bien de estos»49: derecho a matar niñas y niños como ha venido haciendo cada vez más, hasta llegar al infanticidio masivo en la actualidad.
Se ha discutido mucho por qué detuvo sus crímenes el tenido por poderoso ejército sionista. Las razones son varias, destacando la sólida defensa gazatí que rompió la doctrina militar imperialista, necesitada siempre de absoluta superioridad técnica. Hamas optó un método casi imposible de entender por los ejércitos occidentes, aunque sí por los pueblos que luchan por sus derechos: la guerra subterránea, en túneles, alcantarillas y minas llamada desde la Primera Guerra Mundial como «guerra de las ratas». La disciplina consciente es vital en esta forma de guerra, como lo demostró el ejército ruso en marzo de 2025 cuando se infiltró en la retaguardia ucronazi en Kursk50 por un gaseoducto de 15 kilómetros. De hecho, los túneles habían sido muy importantes en la clamorosa derrota del ejército sionista en su intento de invasión del Líbano en verano de 2006, el famoso y humillante «fiasco»51, cuando las bien preparadas tropas de Hezbollah «masacraron»52 muchos tanques Merkaba «indestructibles».
Vista la derrota sionista con más perspectiva histórica podemos comprender que en 2009 todavía no estaban suficientemente agudizadas las contradicciones y debilidades del imperialismo como lo están ahora. En 2009 el desconcierto de los economistas burgueses era tal que uno de ellos, Paul Krugman, se preguntaba sobre por qué se equivocaron tanto53, duda que no ha podido ser resuelta desde entonces por los economistas burgueses porque para lograrlo deberían convertirse en marxistas, lo que les llevaría a la pobreza. Entonces, la economía estaba hundida en un agujero del que tardaría al menos cuatro años en salir54, según afirmó M. Hudson en ese abril. Mientras tanto, los tres fundamentales enemigos a los que se enfrentaría después no estaban aun suficientemente formados: el empeoramiento drástico de la crisis de 2007 – 2008, la solidez del bloque euroasiático y de sus aliados, y la tendencia al fortalecimiento de la lucha de clases en el imperialismo, lo que le llevará a reforzar el fascismo.
Es cierto que ya se veían algunas expresiones de este triple peligro, como la propuesta rusa, china y brasileña de crear una moneda alternativa que desplazase al dólar55; también es cierto que 2010 fue «el año del crash» como lo llamó S. Niño-Becerra en un libro provocador, año en el que el FMI y BM hablaban de una «coyuntura crítica»56 en un contexto de «inestabilidad sistémica»57 que golpeaba a todo el planeta con mayor o menor intensidad según qué países. Se entiende entonces que en el verano de ese 2010 Irán y otros países diseñaran un importante «ajuste geoestratégico»58 para el inmediato futuro mientras que, desde comienzos de 2011, crecía la certeza de que la «macroeconomía ortodoxa» estaba acabada, según Randall Wray59, es decir, el imperialismo no sabía cómo salir de su crisis, desconcierto que aumento cuando la OCDE afirmó que Occidente «frenaría en seco»60 en 2012.
Nos hemos extendido un poco en los debates teóricos sobre la crisis de 2007 – 2008, su gravedad y sus consecuencias a largo plazo en la evolución del capitalismo mundial en todos sus aspectos porque, de un lado, confirma algo decisivo en todos los sentidos como es la «venganza de Marx» y la «ferocidad de la nueva lucha de clases»61 tal cual se apreciaba en 2013; por otro lado, esa «venganza» es la única respuesta posible al por qué de la ferocidad genocida del sionazismo contra Palestina, que se reafirmó poco antes de las elecciones de ese año, según declaró un ultraortodoxo: «Aquí nadie votaría a la izquierda. El rabino Schneerson lo dejó claro. No daremos ninguna tierra a los árabes»62.
La «venganza» de Marx consiste en este caso en que a pesar de las derrotas parciales o graves sufridas por el movimiento comunista en la larga lucha contra «Israel» y contra el imperialismo, siempre se ha recuperado y reiniciado la Resistencia. Ninguna de las invocaciones, conjuros y amenazas lanzadas contra él por sacerdotes y profetas drogados por y con sus «libros sagrados» han acabado con él. Tenemos el ejemplo entre muchos del Frente Popular de Liberación de Palestina, FPLP, que se reafirma de esta manera tan liberadora: «Cada rifle que no se dirige contra los enemigos de Palestina es un rifle sionista terrorista»63.
Niños asesinados, Estado títere y China, Rusia e Irán
No debía estar muy errada la OCDE porque justo a comienzos de 2012 el presidente Obama, forzado por el empobrecimiento económico de Estados Unidos, anunció una reforma interna del ejército sacrificando la cantidad para aumentar la calidad, un ejército «más pequeño y eficaz»64. Para las guerras de destrucción de Libia y Siria empezadas en 2011, Estados Unidos había movilizado a otras potencias súbditas, como también lo había hecho en el pasado y sobre todo lo haría en Ucrania desde 2022, pero a comienzos de 2012 ya era imposible ocultar el declive económico. A la vez, se ampliaban las modalidades de la guerra de exterminio sionista contra Palestina: a comienzos de marzo de 2012 se supo que 10.000 niños palestinos morían anualmente65 por efecto de la represión global de «Israel». Y los niños que no eran asesinados malvivían en condiciones extremas de sobreexplotación66.
Teniendo esto en cuenta, es plenamente lógico que a finales de 2012 el sionismo lanzase una guerra relámpago de ocho días contra Gaza para intentar descabezar su sistema político-militar, que a la vez era económico por el arraigo de Hamas. Una guerra larga sería muy costosa. En ese noviembre, la ONU reconocía a Palestina como «Estado observador no miembro», un pseudo-Estado sin derecho a voto. Para la burguesía algo era algo porque le urgía una «victoria» después de arrastrarse tantos años a los pies de los criminales. En aquel contexto, solo podría sobrevivir si seguía sobornando a sectores alienados del pueblo y pagar los sueldos de la policía tolerada por Tel Aviv, para lo que necesitaba, además de dinero, una representatividad internacional ficticia con la que conseguir mejores donaciones, préstamos y ayudas.
Ahora bien, el objetivo fundamental no era otro que el de intentar romper la Resistencia en el interior mismo de las clases explotadas al prometerles que con el Estado palestino y respetando la legalidad se podría avanzar pacíficamente, evitando tanto sufrimiento. Aquí tenemos otro ejemplo de la táctica del palo y la zanahoria inserta en la flexible doctrina de contrainsurgencia. Los Principios Mitchell son impuestos de una forma u otra según las características de la lucha que se quiere derrotar: en algunos sitios, como Palestina en 2012, se tolera la creación de un pseudo-Estado títere, pero en otros se exige que los y las prisioneras cumplan toda la condenan. Lo cierto es que los israelíes debían sentirse muy satisfechos con ese acuerdo porque los sondeos sugerían que el genocida Netanyahu volvería a ganar las elecciones67 de enero de 2013.
La conocida como «trampa de Oslo» en 1993, de la que hemos hablado arriba, culminaba ahora con el bluf del «Estado observador no miembro» en 2012 y con una nueva victoria electoral del sionismo a comienzos de 2013. ¿Qué más podía desear el imperialismo? En ese ínterin, el pueblo palestino resistió como pudo la expropiación de sus tierras, el saqueo de sus recursos, la detención, tortura y cárcel, o el asesinato, de sus resistentes. Palestina era cada día más pequeño, más pobre y más sediento, e «Israel» más grande, más rica y dueña casi absoluta del agua68, recurso vital que empezó a expropiarlo en 1967 utilizándola para su enriquecimiento y como arma de dominación. Pero la obstinada resistencia palestina, más organizada y disciplinada por momentos, suponía un riesgo muy serio para el imperialismo precisamente lanzado desde 2011 a destruir Siria y Libia, y cuando comprendía que no había triunfado contra Irak.
La prueba de su creciente preocupación la tenemos en que para 2013 era innegable que Estados Unidos había optado por el «negocio de la guerra»69, por la industria de la matanza humana en terminología de Marx y Engels, como salida de la crisis. Pero la inquietud yanqui también provenía de crecimiento de los BRICS, de las esperanzas que ya para ese 2013 generaban en muchos pueblos:
Es momento de definiciones globales. Tomando como referencia el tamaño de la economía combinada del BRICS de 14 billones de dólares (podría rebasar a Estados Unidos para 2015 de mantenerse las tendencias) y su contribución de 50% al crecimiento del PIB mundial durante 2012 de acuerdo con cálculos del FMI; resulta razonable que el presidente ruso Vladimir Putin aspire a convertirlo en «un mecanismo de cooperación estratégica completa que permita buscar en conjunto soluciones a problemas clave de la política global»70.
En febrero 2014 Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y grupos fascistas perpetraron el golpe de Estado en Ucrania organizado desde noviembre de 2013. Se destruyó la democracia elemental y se militarizó el país para una guerra contra Rusia como antesala para una guerra posterior contra China Popular. Recordemos que, como hemos leído en la referencia al proyecto del «Gran Israel» arriba citada, el presidente J. Baden declaró: «Que “Israel” y Ucrania tengan éxito es vital para la seguridad nacional de Estados Unidos». Luego se sabría que «Israel» entrenaba en secreto71 a tropas ucronazis.
Poco después, en julio de ese año de 2014 «Israel» lanzó otra guerra criminal contra Gaza con el objetivo oficialmente reconocido de destruir la dirección político-militar de Hamas que se reforzaba día a día. Pero también había otras razones de saqueo económico siendo una de ellas la expropiación por el sionismo de los recursos gasísticos de la costa de Gaza72, ansiados públicamente por el imperialismo. Veremos en su momento que en la actualidad, Trump ha dicho que, destruida la Resistencia y despoblada Gaza, mandará construir en sus costas una muy rentable industria de turismo de lujo para la oligarquía occidental.
Con la excusa de destruir a la dirección de Hamas, el ejército sionista, que ya apuntaba característica explícitamente nazis, multiplicó los bombardeos de la población civil hasta tal punto que la ONU afirmó que en pocos días el 70% de las personas muertas eran civiles, aunque se estima que eran más. La simultaneidad del rápido avance de la OTAN en Ucrania nada más triunfar el golpe fascista, y el bestialismo sionista contra Gaza, además de otros acontecimientos, llevaron a Rusia y China a declarar como prioritaria su cooperación militar73. Es casi seguro que en esa decisión no solo presionó la ferocidad imperialista, que por entonces ya empezaba a asesinar población rusa en Ucrania, como los sindicalistas quemados vivos en Crimea, etc., sino también la decadencia económica del capitalismo occidental que no podía elevar la productividad del trabajo, o siquiera mantenerla al mismo nivel en un período medio, sobre todo la de Estados Unidos74.
Es sabido que la ley de la productividad del trabajo es clave en el modo de producción capitalista, porque indica su vigor, su estancamiento o su decrepitud. Si en septiembre de 2015 los temores imperialistas giraban sobre la desaceleración de la productividad del trabajo, el año 2016 fue de «trascendencia histórica» según Muñoz Gamarra, que sintetiza en cuatro puntos: uno, derrota económica yanqui; dos, China, primera potencia mundial; tres, Rusia, primera potencia militar; cuatro, Corea del Norte, RPDC, gran potencia nuclear y cuarto ejército del mundo, y como síntesis: estallido del orden imperialista75.
Era urgente para el sionismo debilitar lo más posible a la Resistencia porque desde mediados de 2017 se acumulaban los malos datos socioeconómicos. De una forma u otra estaba al tanto de que la situación socioeconómica del imperialismo empeoraba: «crisis a la vista»76, así se titulaba un informe muy riguroso de la FED yanqui en el que se auguraba que, como mínimo, había un 33% de posibilidades del recaer en el abismo abierto en 2007 – 2008 y aún no cerrado definitivamente, por lo que se ensombrecía el clima de guerra imperialista.
Hemos dicho al comienzo que la creación y las sucesivas etapas de desarrollo de «Israel» dependen de la evolución de la lucha de clases a nivel mundial, la que su vez es parte de la dialéctica de la ley general de la acumulación capitalista y de la interacción entre sus leyes tendenciales y sus contradicciones internas. En este complejo entrechocar de partes de la totalidad del sistema capitalista hay que hilar fino para ver las concatenaciones y la dialéctica de causa y efecto entre procesos con más o menos autonomía relativa dentro siempre de la totalidad. Ahora no podemos analizar cómo y porqué el estallido del orden imperialista forzó de modo descarado u oculto la guerra injusta de «Israel» contra Gaza de 2018 – 2019.
Pocos días antes de la guerra de 2018 – 2019, Estados Unidos comunicó que establecería su embajada en Al-Qud77 –Jerusalén– abandonando la de Tel Aviv, y lo haría además en el día del aniversario de la imposición oficial del Estado sionista en 1948. Se trataba de una provocación en toda regla contra la simbología esencial de Palestina, que valora como el summum de su identidad nacional esta ciudad, sobre todo su parte Este. Además, Estados Unidos mostraba así que no le otorga ninguna importancia al Estado títere palestino. Pero sobre todo, se trataba de un nuevo golpe contra su identidad que se sumaba a una inacabable lista de otras agresiones típicas de la guerra cultural imperialista contra las referencias simbólicas de los pueblos. En diez meses entre 1948 y 1949 «Israel» destruyó más de 30.000 libros y manuscritos78 de gran valor, muchos de ellos únicos para mantener la memoria histórica de Palestina.
Entre marzo de 2018 y finales de 2019 «Israel» procedió a sucesivos bombardeos y ataques destinados a debilitar en lo posible el reforzamiento de la Resistencia, provocando decenas de muertos y centenares de heridos. Precisamente hacia la mitad de estos ataques sionistas, se conocieron nuevos datos sobre el largo proceso de externalización de las fuerzas represivas de «Israel» según la lógica de la mercantilización de la guerra injusta, opresora, que tiene en Estados Unidos un impulsor descarado. Negocio que comenzó en la década de 1990 y que se ha desarrollado desde entonces con la contratación de mercenarios encuadrados en empresas generalmente yanquis, por lo que debe hablarse «ocupación conjunta estadounidense-israelí de Palestina»79.
A finales de ese 2019 Irán, Rusia y China realizaron maniobras navales conjuntas «ante las amenazas de guerra de Estados Unidos»80. Bajo esas presiones, todo sugería que el plan de 2007 y el proyecto del «Gran Israel» debían ser fortalecidos y readecuados a las nuevas previsiones bélicas, es decir, había que acelerar la destrucción de Palestina enriqueciendo más las arcas sionistas para el rearme masivo.
Industria de la matanza, hambre, covid-19 y sed
Por entonces, el capitalismo israelí iba bien gracias a la industria militar, de espionaje y terrorismo, a la sobreexplotación social y al empobrecimiento que atenazaba la lucha de clases interna, al saqueo de Palestina, a las ayudas internacionales, etc., lo que aumentaba la sensación de victoria definitiva y con ella las razones para ampliar y endurecer la guerra contra Palestina. Aquella sensación de segura impunidad, que ya analizó Saramago en 2002 como hemos visto, no se correspondía con el imparable deterioro del capitalismo exterior. El agravamiento de la crisis desde 2017 lo que volvía a tensionar las perspectivas de futuro peligros que agravarían a comienzos de 2019: «Los primeros tres meses de 2019 han mostrado una disminución significativa en la actividad económica mundial. La producción industrial global (medida por los economistas J.P. Morgan) está en realidad cayendo. […] Las economías capitalistas avanzadas se están desacelerando rápidamente y muchas de las llamadas economías emergentes están entrando en recesión»81. Este y no otro era el contexto que envolvía las decisiones de Estados Unidos por acelerar sus preparativos de guerra sobre todo contra Irán82 como primer objetivo a destruir para apoderarse de sus recursos y, con el apoyo sionista, dominar definitivamente Asia Occidental. La Resistencia palestina y la Siria que todavía luchaba contra el terrorismo fundamentalista, observaban muy atentamente lo que estaba sucediendo.
Los planes de guerra económico-militar y cultural imperialista abarcan la totalidad de la producción/reproducción social, por lo que nada queda fuera de su planificación. En el caso de Palestina, como en la de otros muchos pueblos, la industria del turismo es un arma de desnacionalización llevada por la potencia ocupante con la ayuda de la burguesía colaboracionista. Amnistía Internacional, sobre la que deberíamos decir muchas cosas críticas, sin embargo tuvo la sinceridad en 2019 de denunciar la unión entre turismo occidental, asentamientos ilegales y crímenes de guerra: «los crímenes de guerra no son una atracción turística»83. Bajo la crisis económica del momento, muchos capitales buscaban negocios baratos y rentables, y el «turismo del ocupante» era muy productivo, exigía pocas inversiones, tenía una mano de obra esclavizada y mucha, mucha protección militar. Seis años más tarde Trump, Netanyahu, Blair y otros intentarán monopolizarlo.
La doctrina político-militar y cultural, así como las urgencias de superar la crisis, exigen destruir a Irán y a Palestina, imponer el orden imperialista absoluto en Asia Occidental para saquearlo al máximo y preparar, por un lado, la expansión hacia el indo-pacífico como una de las bases desde la que cercar, atacar y destruir a China Popular y a Corea del Norte; y, por otro lado, hacia África rodeada ya previamente desde Marruecos y desde el Cuerno de África. Ambas objetivos vertebran los llamados Acuerdos de Abraham de verano de 2020 firmado en Washington84 que, de triunfar, supondrían un paso de gigante en la victoria del ente sionista.
Podríamos decir que al menos hasta entonces el ente sionista reforzado por estos Acuerdos, iba bien en la medida en la que el imperialismo necesitaba armas, represiones y guerras, necesitaba muerte. Aunque ya hemos ofrecido muchas referencias sobre su negocio de la guerra, nunca se valorará suficientemente el papel de la industria sionazi de la matanza humana en la mejora de los ejércitos, servicios secretos y policías imperialistas: «Ofrece a las corporaciones globales la oportunidad de probar y perfeccionar nuevas armas, maquinaria, tecnologías, procesos de recopilación de datos y automatización en los territorios ocupados. Estos avances van acompañados de opresión masiva, control, vigilancia, encarcelamiento, limpieza étnica y, ahora, genocidio»85.
De algún modo, las ganancias que produce esta sociedad militarizada en su estructura productiva, no solo política y cultural, además de económicas para la burguesía son también de ideología conformista, reaccionaria, racista y alienada, muy alienada, y por ello necesitada psicológicamente de un poder fuerte que le proteja y divierta con los crímenes genocidas: pan y circo. Se comprende así la victoria86 de la coalición de extrema derecha en las elecciones de abril de 2019 y todo lo que vino después.
En efecto, a comienzos de 2020 se conoció el «Acuerdo de paz» de Trump con el que se pretendía balcanizar Palestina en micro bantustanes totalmente indefensos, además imponía tres condiciones: una, solo los desplazados originalmente pueden ser considerados refugiados, no sus familias; dos, ni un solo refugiado podrá regresar a «Israel»; y tres, «Israel» no pagará ninguna compensación a los refugiados87. Una «paz» de la que únicamente podía beneficiarse el sionazismo, nunca el pueblo palestino. Es probable que el espaldarazo trumpiano a «Israel» tuviera el objetivo descarado de golpear la moral de lucha palestina, al presentarles una opción extrema: o aceptas esta «paz» o te exterminamos.
Una forma especialmente cruel de exterminio es la guerra sanitaria que consiste en negar medicamentos urgentes a la población a destruir para que muera por ella misma y, peor aun. cuando esa salud en peligro tiende a empeorar porque la codicia burguesa aumenta el precio de la alimentación básica. En noviembre de 2020, en plena pandemia de la covid 19, la FAO advirtió que los precios de los alimentos básicos habían subido una media de 3,1% con respecto a septiembre, destacando los cereales que subieron 7,2% con respecto al mes anterior y aunque la carne y el arroz bajaron un 0,5% eso no compensaba la subida generalizada. La razón no era otra que en Chicago, Hannover o Londres las Bolsas especulaban con las oleaginosas y los cereales88 generalizando el hambre en medio de la pandemis de la covid-19.
Para los pueblos empobrecidos y saqueados, como el palestino, la subida de los precios de la alimentación básica debilitaba las resistencias naturales del cuerpo que, encima, podía ser golpeado por la covid-19. Comprendemos así que la guerra de la salud afecta a la totalidad de la vida, pudiendo llevarla a la muerte. Por eso, la guerra de la salud siempre ha sido parte de las doctrinas militares, sobre todo las de exterminio. A comienzos de 2021 Amnistía Internacional denunció a «Israel» por obstaculizar en lo posible la llegada en vacunas anti-covid 19 a Palestina89.
Hay que saber que el ente sionista era el Estado que más había vacunado a su población, y que a la vez había obstaculizado que llegasen a Palestina, que resolvió el problema pidiendo ayuda a Rusia, la famosa Sputnik V90, boicoteada como la vacuna cubana por la industria de la salud burguesa en medio de la pasividad de la OMS. También recurrió a otras vacunas porque la urgencia era desesperada, precisamente por la tardanza en llegar las primeras debido al boicot sionista. Que la guerra médica es mundial también se confirma en las dificultades que tuvo que superar Venezuela que «no ha recibido ni una sola dosis»91 a pesar de haberlas pagado.
Es posible que los sionazis pensaran que la población gazatí ya estaba suficientemente debilitada moral y físicamente por la guerra sanitaria como para no poder resistir un último y definitivo ataque mortal. El 6 de mayo de 2021 la «justicia» sionista ordenó el desalojo de las viviendas de seis familias, su destierro forzado a otras zonas palestinas, expulsión que era el primer paso para otras que se impondrían más tarde contra decenas de familias. El 9 de mayo la policía y una turba sionazi asaltaron la mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, la tercera más importante del islam en el mundo. La guerra defensiva de la Resistencia mostró una sorprendente capacidad misilística lograda con méritos propios y con la ayuda internacionalista y antiimperialista. De nuevo, el terror sionazi buscó aniquilar la mayor cantidad de población palestina. A finales de mayo Hamas logró que el sionazismo aceptara un alto el fuego, que rompió a los pocos días cuando una masa de fanáticos provocó a los palestinos de Jerusalén, a lo que respondió Hamas. Por fin se llegó a un alto el fuego el 21 de mayo, pero para entonces el ente sionista había sufrido un tremendo desgaste económico y un desprestigio militar que dejaría ondas consecuencias: se había hundido el mito92 sionista.
La economía militarizada sionista requiere agua, mucha agua, más aún cuando el ejército lleva sufriendo humillaciones desde 2006 en Líbano, como mínimo. Por eso el expolio del líquido vital es prioritario. Daphne Banai ha escrito: «Durante los últimos quince años he sido testigo de cómo el ejército israelí impide que las comunidades palestinas accedan al agua para expulsarlas y tomar sus tierras»93. El robo de agua es una necesidad triple para el sionazismo ya que, primero, expulsa de sus tierras bajo amenaza de muerte por sed a la población palestina, forma histórica de guerra biológica desde la más remota antigüedad; segundo, es vital para los nuevos asentamientos ilegales que se yerguen sobre los cadáveres de niños, mujeres y ancianos palestinos, también para las ciudades y la industria sionazi; y, tres, también es necesaria el agua robada para satisfacer las exigencias de las casi 700 empresas europeas94 que en 2021 ayudaban al sionazismo en los asentamientos ilegales, obteniendo jugosas ganancias que chorreaban sangre.
También se supo en ese verano de 2021 que el poderoso banco japonés SoftBank había iniciado sus inversiones en industria israelíes y que en los últimos seis años, desde 2015, las empresas japonesas activas en territorio palestino habían aumentado de 24 a 92, dentro de una política expansionista en la que también participan los Estados del Golfo, política coordinada por ex altos funcionarios de Estados Unidos95.
Fanatismo bíblico e indicios de debilidad en Tel Aviv
Pero el sionismo necesitaba readecuar permanente su ideología para responder a las dudas y a las críticas en respuesta a sus atrocidades. Así, una y otra vez se iniciaba la reinterpretación de las reaccionarias ambigüedades, mentiras y fantasías bíblicas: «Los relatos de Isaac e Ismael; Jacob y Esaú; José y sus hermanos, solo expresan constantes trágicas, pero reales de la política: el reclamo de ciertos derechos por encima de los del otro –lo que los convierte en privilegios – , el engaño como medio para aventajar al otro y los sueños propios que se vuelven pesadillas para los demás. “Israel” y muchos de sus habitantes han adoptado un «modelo envenenado», el de Sansón, que recuerda la fascinación de morirse matando a los otros. Aquí resuena una realidad más amplia: vivimos en “sociedades sansonizadas” que mueren con el otro»96.
Los equilibrios políticos internos al sionazismo eran muy inestables a pesar de la relativa bonanza económica antes vista. Un factor que presionaba mucho en este desequilibrio era el incremento de la potencia de Irán pese a todas las sanciones imperialistas. Pero también aparecía una novedad extremadamente inquietante para el sionazismo: estudios realizados por un alto mando mostraban que los soldados israelíes estaban perdiendo la voluntad de luchar hasta morir, como se había observado en la guerra de 2021 cuando unidades de tierra protestaron por tener que luchar en el medio urbano.
El militar también decía que la alta tecnificación de la fuerza aérea, la inteligencia y el ciberespacio había hecho que el soldado de tierra, el que sabe matar y morir, no recibiera la atención suficiente de modo que «el desprecio por el ejército israelí es la principal razón por la que los comandantes no ven el ejército como una carrera y no están dispuestos a continuar en él»97. En junio de ese mismo año, se reconoció oficialmente que estaban aumentando los suicidios entre soldados: «Datos oficiales del Centro de Información e Investigación de la Knesset (parlamento israelí) muestran que el régimen de Tel Aviv registra 500 suicidios cada año, 100 de los cuales son entre jóvenes de entre 15 y 24 años»98.
A finales de febrero de 2022 Rusia inició la guerra defensiva contra la OTAN en Ucrania para recuperar el derecho de autodeterminación de las Repúblicas Populares del Donbass, para desmilitarizar y desnazificar Ucrania y a la vez convencer para que se establezca un método internacional de resolución negociada de conflictos. Podemos sintetizar todas las razones incuestionables de Rusia para defenderse indicando que lucha para impedir la balcanización de la Federación Rusa99 como primera medida para impedir que la OTAN y el Pentágono ataquen luego a China Popular y a Irán.
No habían pasado muchos meses cuando trascendió en octubre que el Pentágono había elaborado un plan para la Tercera Guerra Mundial adecuando a las condiciones del momento el plan de 2018 de Seguridad Nacional elaborado por el anterior equipo de Trump. Se sostenía que la guerra en el exterior siempre ha servido para «rejuvenecer» Estados Unidos en su interior, afirmando que «la competencia estratégica a largo plazo requiere la integración sin fisuras de múltiples elementos del poder nacional: diplomacia, información, economía, finanzas, inteligencia, aplicación de la ley y ejército»100. El lenguaje huele a democracia autoritaria, dura, con tintes neofascistas, firmado por J. Biden… que Trump completará.
La política israelí estaba a la fuerza impactada por estos y otros acontecimientos externos e internos. Por ejemplo, teniendo en cuanta los estrechos lazos económicos que unen a Tel Aviv y a Washington seguro que la noticia de ese octubre de que los bancos yanquis ya estaban sufriendo el frenazo101 económico, a la fuerza impactaría en una población que se preparaba para votar en noviembre, por quinta vez en tres años102, elecciones en las que el centro perdió fuerza electoral, el bloque de Netanyahu obtuvo la mayoría parlamentaria y las derechas en general; lo peor fue que el voto palestino también retrocedió muy probablemente por miedo ante el avance sionazi. Es decir, otro escoramiento hacia la derecha y extrema derecha.
Las cinco elecciones en tres años confirmaban el reforzamiento de la extrema derecha y el retroceso del centro y de las fuerzas que podríamos llamar progresistas, aunque también hubo movilizaciones convocadas por estos sectores para denunciar la derechización y en especial para rechazar los recortes drásticos de los derechos judiciales que implementó el gobierno de Netanyahu en beneficio propio. Una simple mayoría parlamentaria de un voto podría revocar decisiones del Tribunal Supremo. Estas y otras reformas darían un poder ejecutivo tremendo al actual gobierno, «el más derechista en las siete décadas»103. El retroceso de la democracia formal, la economía militarizada y especializada en la tecnociencia del espionaje y la represión, la ideología ultrasionista al alza, las relaciones con grupos neofascistas y de extrema derecha internacional, los crímenes contra Palestina, semejante deriva hizo que conforme pasaba el año 2022 se empezara a teorizar sobre el «sionazismo»104.
Al-Aqsa, mentiras y coherencia comunista
El 7 de octubre de 2023 Hamas inició la Inundación de Al-Aqsa, de inmediato las fábricas de mentiras y niebla informativa pusieron en duda la capacidad de Hamas, diciendo incluso que el Mossad, la CIA y otras alimañas tenían algo que ver en el asunto. La Resistencia aplicó la misma doctrina militar que en las anteriores guerras defensivas, pero muy desarrolladas. ¿Cómo lo lograron teniendo en cuenta que carecían de un Estado independiente capaz de mantener relaciones profundas con otros Estados que sí podrían haberles ayudado directamente? El imperialismo siempre ha denunciado a Irán, Siria, Rusia, China, Corea, etc., pero lo que nos interesa es volver a confirmar la creatividad de los pueblos que luchan por su libertad contra enemigos muy poderosos. Aquí nos viene a la memoria la heroica sabiduría vietnamita105. Pero Palestina tiene una creatividad especial porque su doctrina militar es subterránea casi al cien por cien, incluso la de Hezbollah compagina más el medio urbano y el del campo. Tendríamos que hablar de algunas guerrillas de Nuestramérica, de Europa y de otros continentes… un estudio que debemos hacer.
Esta capacidad ha ridiculizado al orgullo racista occidental no solo en lo militar sino en lo teórico-político: de inmediato varios reformismos rompieron a llorar implorando paz, defendiendo el «derecho de defensa» del sionazismo, condenando los «crímenes terroristas» de Hamas y de la Resistencia y, a lo sumo, exigiendo la puesta en marcha definitiva de los «dos Estados», etc., que no pasa de ser una «cruel mentira […] La idea de los dos Estados es el velo que oculta la realidad del apartheid»106, idea creada por el imperialismo y aceptada por la obediente ONU en 1967, incumplida desde entonces por la entidad sionista. ¿Y la izquierda? Por razones de espacio, nos remitimos a este texto:
Desde las coordenadas del leninismo, si uno reconoce que el movimiento de liberación de Palestina, encarnado en las brigadas de la Resistencia, como un movimiento proletario que cuestiona y pone en crisis todo el sistema actual de dominación imperialista, uno debe apoyar sin paliativos a este movimiento. Y no porque haya en él organizaciones que porten banderas rojas, sino por el carácter esencial que tiene la causa. Es decir, el análisis concreto de la situación debe llevarnos a desembarazarnos de prejuicios construidos por la propaganda occidental y reconocer el papel progresista que juegan las brigadas de Mártir Izz El-Din Al-Qassam, como la punta de lanza del movimiento. Este es el verdadero ejercicio del leninismo que ha de acometer la vanguardia comunista en Occidente107.
Hemos dicho al comienzo que íbamos a intentar aplicar la categoría dialéctica de las relaciones entre lo histórico y lo lógico. Ahora vamos a saltarnos dos años de historia para usar el método lógico que confirma la coherencia comunista frente a la opresión en general y al genocidio. En efecto, el diputado comunista Ofer Cassig fue expulsado del Parlamento de Tel Aviv el 4 de agosto de 2025 por condenar el genocidio: «Las atrocidades que “Israel” está cometiendo en Gaza no se pueden desvincular de los años de terror de los colonos en Cisjordania»108. La supuesta «democracia» puede tolerar el derecho burgués de expresión mientras se mueva dentro de la cárcel de los intereses del capital, pero cuando la praxis comunista denuncia sus crímenes, se la reprime.
Lo que llaman «Occidente» se volcó en la tarea de desprestigiar, confundir y tensionar a la Resistencia por cualquier método. Las mentiras también fueron propagadas por Human Rights Watch que pasa por ser una ONG objetiva, imparcial y sin miedo a decir la verdad aunque tenga que enfrentarse al sionazismo. En julio de 2024 Hamas emitió un duro comunicado de denuncia con seis argumentos demoledores que se resumen así: «Nuestro pueblo y sus fuerzas de la Resistencia insisten en su derecho a resistir para liberar nuestra tierra palestina y vivir libre y dignamente en ella. Human Rights Watch tiene toda la responsabilidad por este informe que justifica los crímenes de la ocupación, permite su continuación y daña su reputación, así como la de las fuerzas de la Resistencia de nuestro pueblo, por lo que les pedimos que se retracten y se disculpen»109.
La insurrección gazatí tuvo y tiene efectos positivos que no podemos negar ni ocultar bajo decenas de miles de personas asesinadas brutalmente. Hemos recordado a los 30.000 comuneros parisinos asesinados, pero sabemos que aquella insurrección fue decisiva para que el marxismo diera un decisivo salto teórico. Ahora nos encontramos en la misma situación. Por una parte, se calculó a los pocos meses que la economía israelí podría reducirse110 en un 11% a consecuencia de la guerra y siempre es mejor enfrentarse a un enemigo debilitado que fortalecido. Es cierto que la industria militar y en especial la de la «ciberguerra» –«negocio que nunca termina»111 según Netanyahu – , puede compensar esa reducción de la economía general pero a costa de aumentar el debilitamiento de otras ramas civiles o no especializadas en la «ciberguerra» así como de aumentar el empobrecimiento y las tensiones sociales.
Por otra, la chispa de Gaza encendió fuegos de resistencia de la juventud palestina con el lema, entre otros, de «Una tierra tomada por la fuerza solo será recuperada por la fuerza»112. Además, uno de esos fuegos imposible de apagar es la intervención del Yemen cuya potencia militar113 ha ridiculizado varias veces a la marina norteamericana. Por último, además del Yemen, el ejemplo gazatí influye de algún modo sobre otras diez guerras más o menos intensas que se libran en una región que si bien solo tiene el 5,6% de la población mundial, sí tiene un peso energético, geográfico y militar crucial114. El fracaso del nuevo ataque israelí contra el Líbano en 2023 – 2024, en el que los túneles y los pueblos fortificados de Hezbollah fueron decisivos contra el cada vez menos combativo ejército sionista, fue otra inyección de ánimo para Gaza.
Los vientos internacionales ayudaban a Hamas: Rusia demostraba ser más fuerte contra la OTAN de lo que había prometido Estados Unidos; China avanzaba en sus conexiones económicas y políticas con la Ruta de la Seda; los BRICS anteponían los intereses comunes a las diferencias entre ellos y conectando estas dinámicas, el capitalismo occidental mostraba cada vez más señales de «incertidumbre global» a finales de 2024 definida de esta forma: «En una perspectiva histórica larga todo ha ocurrido ya, hasta guerras y pandemias, pero ahora parece que vivimos una época más convulsa que la primera década de los 2000, con eventos extremos más concatenados». La autora del artículo añade: «La incertidumbre es un intangible que no se puede observar como si fuera una magnitud más, al igual que el PIB o la inflación. El problema no es solo si algo pasa, sino estar preparados para ello. Tampoco es un fenómeno monolítico: puede estar vinculado tanto a decisiones de política económica y monetaria como a shocks repentinos. El resultado, sin embargo, es siempre el mismo: genera miedo. Y este, como efecto reflejo, paraliza»115.
En lo que va de 2025 la «incertidumbre global» que golpea al imperialismo se va agravando, golpeando con creciente fuerza a las Bolsa. En abril de este años se descubren «cinco banderas rojas» que muestran que aún no ha pasado lo peor en los mercados: bajadas del precio en oro deuda; la volatilidad, en máximos desde la pandemia; venta masiva de deuda de alto riesgo; el riesgo de impago sube al 8%; y las primas de riesgo dejan atrás los mínimos anuales116. La Bolsa es uno de los indicativos de la situación económica, pero no es ni el mejor ni el que determina la marcha del capitalismo. En esos mismos días otro analista estudia la situación y el papel de la Bolsa con una visión más amplia del problema, exclamando: «¡Capitán! El barco zozobra»117. No sabemos si evitará el hundimiento y cómo se hará –¿la guerra? – , lo que sí se sabe es que las expectativas de recuperación de la economía norteamericana se desinflan: de los 139.000 empleos que se esperaban para mayo solo se crearon 19.000; de los 147.000 para junio, solo 14.000; y de los 104.000 para julio, 73.000118
En medio de la incertidumbre angustiada que azota a la oligarquía imperialista y a sus Estados mayores, se generalizan los actos salvajes del sionazismo. Uno de tantos y que nos da un cuadro amplio de su fanatismo son las torturas a un delegado sindical norteamericano detenido en el asalto ilegal al barco internacional de ayuda humanitaria Handala119. Pero lo que es infinitamente más revelador y trágico es que la esperanza de vida de los y las palestinas se redujo en 11,5 años en los tres primeros meses del genocidio120, que el sionazismo intensifica el saqueo del agua121, arma definitiva en la guerra sanitaria.
Industria del hambre, victoria iraní y justicia burguiesa
Desde finales de 2023 sectores sionazis perfilaban el proyecto de sacar dinero con el genocidio palestino, al igual que los nazis lo hacía con el holocausto generalizado, con gitanos, comunistas y opositores, judíos, prisioneros, personas minusválidas… Durante 2014 realizó contactos con empresarios y militares yanquis y en febrero de 2025 se registró la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) en Ginebra y Delaware. De este modo, la estrategia del exterminio por sed, hambre y enfermedades, ha dado un nuevo paso que atenta también contra los mismos derechos humanos considerados oficialmente, es decir, contra las instituciones internacionales de ayuda humanitaria.
La GHF hace pingües negocios con lo que definen «ayuda humanitaria administrada mercantilmente» que es «un repugnante negocio conjunto de militares y políticos israelíes y empresarios, financistas y mercenarios veteranos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Pentágono. La fórmula mágica de ganar dinero y más poder matando de hambre a palestinos, bajo el manto de la ayuda humanitaria. Una formidable credencial para los negocios inmobiliarios y turísticos que Donald Trump y Benjamín Netantyahu quieren implantar en la Gaza de posguerra»122. Pero las filas para el reparto de alimentos de baja calidad, además de negocio de la GHF, también son campos de entrenamiento para el tiro de precisión contra seres humanos, como se hacía en algunos campos nazis, y sitios en los que se secuestran niños para torturarlos después en busca de información sobre la Hamas y la Resistencia123.
Para ocultar y silenciar los verdaderos intereses de la GHF, del robo de tierras y de aguas, del exterminio en sí, desde octubre de 2023 y hasta finales de julio de 2025 han sido asesinados en Gaza nada menos que 231 periodistas124. Para despistar el asesinato de periodistas, qué mejor que mantener la guerra de símbolos a la máxima tensión, así la gente no atiende a otras represiones materiales. Rabinos sionazis vuelven a llamar al asalto de la mezquita de Al-Aqsa125 que se realiza bajo la dirección de un ministro del gobierno sionazi que encabeza a los 4000 colonos protegidos por las fuerzas armadas de «Israel», la práctica totalidad de ellos entraron en la mezquita, lo que para la religión musulmana es una profanación126.
Es muy probable que este fanatismo religioso también tuviera como objetivo frenar el debilitamiento de la combatividad de las tropas de tierra de la entidad sionista que para ese agosto de 2025 llevaban sufriendo derrota tras derrota en Palestina, Líbano e Irán, la incapacidad para evitar los bombardeos desde el Yemen y los grandes gastos de estas guerras, así como la crisis política interna, han llevado a que en agosto un general en reserva hiciera declaraciones públicas por los errores estratégicos cometidos por el gobierno127. Pero vayamos por partes.
El rotundo fracaso de la guerra de los doce días contra Irán, entre el 13 y el 25 de junio de este año, tenía varios objetivos: destruir su industria nuclear civil, destruir su industria y fuerza misilística, destruir su dirección político-militar y científica, fortalecer las muy pequeñas oposiciones internas y crear desánimo y cansancio en la población, este fracaso debe ser valorado como «derrota estratégica»128 del sionazismo y de Estados Unidos a manos de Irán.
Para entender en su pleno alcance histórico el ataque norteamericano a Irán el 22 de junio, debemos considerar tres cosas: el ejército yanqui contó con el apoyo de la OTAN, respondía a la visión estratégica unitaria y compacta de Washington y Tel Aviv, y quería acelerar la «israelización» del planeta. Por tal cosa tenemos que entender el creciente recurso a severos recortes democrático o peor a la negación explícita de los derechos humanos prácticos mediante represiones diversas cada vez más interconectadas e intensas hasta normalizar los genocidios imperialistas. El artículo del que hemos extraído este útil concepto de «israelización» analiza la lucha de clases en Estados Unidos y el impacto que tuvo que Mangione hiciera justica personal contra un oligarca cruel, reflexión que nos ayuda a entender acciones muy parecidas de palestinos que actúan individualmente con la opresión sionista:
La popularidad de Luigi Mangione, asesino del director ejecutivo de United Healthcare, indica una amplia aprobación para castigar la avaricia corporativa. Hace mucho tiempo, el psicólogo Frantz Fanon descubrió la alegría de los oprimidos al enfrentarse a sus verdugos. La acción de Mangione ha desatado sentimientos de felicidad entre muchas otras víctimas de United Healthcare, pero ¿cuál será el resultado de su acto de justicia individual?129
Salvando todas las distancias, palestinos y en general oprimidos y oprimidas que por las razones que fueren no pueden o no quieren integrarse en una organización porque prefieren actuar en aislados, cuando creen llegado el momento oportuno para hacer justicia revolucionaria ellos solos lo hacen como L. Mangione en Estados Unidos que ejecutó a uno de los granes oligarcas de las empresas privadas de seguros médicos.
Pues bien, tras ver lo anterior comprendemos por qué había aumentado el número de suicidios en el ejército israelí: «Desde enero de 2025, dieciséis militares que participaron activamente en operaciones contra el pueblo palestino, se han quitado la vida. […] 3770 soldados sufren actualmente de TEPT, y más de la mitad de los 19.000 heridos de guerra están bajo tratamiento psicológico supervisado por el Ministerio de Defensa israelí. A pesar de estas cifras, el ejército ha intentado minimizar el impacto, afirmando que “es imposible asegurar un aumento general”»130. Más aún: A finales de julio se supo que el sionazismo dio por terminada la operación Carros de Gedeón reduciendo «significativamente»131 sus tropas en Gaza, retirando la poderosa División 98. Se trata de un reconocimiento oficioso pero real del fracaso estratégico de una guerra atroz que se presentó como la definitiva victoria sobre el pueblo palestino ya que, se decía, destruida la Resistencia en Gaza se hundirían rápidamente el resto de organizaciones armadas. Mientras que altos mandos del ejército sionazi, figuras clave de la seguridad israelí exigen acabar con la guerra porque, según ellos, la victoria operativa era posible hace un año, pero ahora «estamos ante el abismo de la derrota»132.
El imperialismo no puede permitir que el sionazismo sea derrotado porque ello alteraría cualitativamente las relaciones de poder en Oriente Medio asestando un golpe mortal a uno de los capítulos decisivos de su doctrina político-militar mundial, lo que sería el desastre para su poder económico. Ante este peligro que eleva la incertidumbre global a grados insoportables porque ya se debate abiertamente sobre que ha comenzado la Tercera Guerra Mundial aunque muchos no se dan cuenta133, una parte de los Estados imperialistas y súbditos proponen reactivar la trampa de los «dos Estados» en las condiciones actuales.
La doctrina de contrainsurgencia es flexible en la aplicación de sus tácticas y métodos a cada contexto, en el caso de Palestina hemos visto la «trampa de Oslo» de 1993, el Estado títere y sin voz en la ONU de 2012…, ahora volvemos a ver otro intento de colar la zanahoria para endulzar los palos salvajes del genocidio: la propuesta de varios Estados imperialistas o súbditos de ampliar el reconocimiento de Palestina en la ONU, pero manteniéndola como un «Estado ficticio […] Hay un riesgo enorme en que el mundo empiece a hablar de Palestina como un “Estado reconocido” cuando en la práctica sigue siendo una nación ocupada, colonizada y bloqueada. Esa ficción legal puede usarse para congelar el conflicto, desactivar denuncias internacionales y responsabilizar a las propias víctimas de su situación»134.
La ideología imperialista de aparatos internacionales que dicen ser «neutrales», según el criterio de «neutralidad» de la justicia del capital, es otra de las armas del sionazismo para legitimar sus crímenes. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) está retrasando más allá de toda razón justificable emitir sentencia sobre el genocidio sionazi contra Palestina:
Según expertos en la CIJ, lo más probable es que la sentencia sobre el genocidio de «Israel» en Gaza llegue a finales de 2027, como muy pronto. Hace unos días se cumplió el plazo original concedido a «Israel» para preparar el caso y refutar la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica. Pero el panel de 17 jueces de la CIJ concedió una prórroga de seis meses al régimen israelí aceptando la argumentación de que algunas «cuestiones probatorias» en la presentación de Sudáfrica implican que «el alcance del caso sigue siendo incierto» […] Sea cual sea el resultado, muchos expertos en derecho internacional humanitario sostienen que la fijación en un veredicto de genocidio puede ser una distracción peligrosa que retrase una acción decisiva por parte de Occidente. El temor es que el régimen israelí sigue cometiendo crímenes contra la humanidad demostrables mientras políticos y medios esperan el fallo de la CIJ135.
Pero el problema, ya en sí muy grave, es todavía más insoportable porque la CIJ no tiene ningún poder real para forzar a la entidad sionista a cumplir el fallo que pudiera emitir al final, si es que se atreviera y pudiese aplicar una justicia realmente humana, una justicia socialista. Como siempre sucede en la justicia del capital, es su fuerza represiva y su violencia la que hace cumplir los dictados de su justicia, justicia que obedece a las leyes dictadas por la política burguesa, eso que llaman «legislativo». El pueblo obrero es mantenido en la indefensión material y moral, desarmado y alienado, para que siquiera pueda imaginar que existe un derecho socialista y que él, el proletariado, debe organizarse para imponerlo. Palestina se organiza y lucha con las armas para imponer la justicia de la libertad, prerrequisito de la justicia socialista, y por eso quieren destruirla, para que cunda el ejemplo.
El sionazismo es muy consciente de la contradicción inconciliable entre opresión y liberación que pudre el mito burgués de la «justicia» y, por eso, solo cumple aquellos fallos judiciales que defienden la explotación generalizada consustancial a su régimen e incumple sistemáticamente aquellos pocos, muy pocos, que le molestan. Es también por esto por lo que Netanyahu insiste que el objetivo sionista es «ocupar todo Gaza incluidas las zonas donde hay rehenes […] la “ocupación total de toda Gaza”»136. No hay que dar ninguna oportunidad para que la Resistencia pueda recuperarse de entre las cenizas de la destrucción absoluta porque ello arruinaría los grandiosos negocios que ya están en marcha para «civilizar» Gaza, sobre todo los turísticos no solamente Washington y Tel Aviv sino Londres137 y otras varias burguesías.
De la misma forma que la Comuna de 1871 fue un compendio de lecciones para el marxismo, la guerra revolucionaria antiimperialista del proletariado palestino es otro compendio de lecciones para el avance mundial al socialismo y al comunismo.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 6 de agosto de 2025
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- Reportan incremento de suicidios entre soldados israelíes por estrés postraumático derivado de la guerra contra Gaza, 29 de julio de 2025 (
- «Israel» pone fin a operación Carros de Gedeón y reduce tropas en Gaza, 31 de julio de 2025 (
- Altos mandos israelíes exigen el fin de la guerra en Gaza, 4 de agosto de 2025 (
- Dmitri Trenin: La Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado, pero no todos lo entienden, 20 de julio de 2025 (
- Ricardo Mohrez Muvdi: ¿Qué secreto esconde la avalancha de reconocimientos al Estado palestino?, 3 de agosto de 2025 (
- Julián Borger: Por qué la CIJ de la ONU está retrasando el fallo contra Israel sobre el genocidio de Gaza, 4 de agosto de 2025 (
- Netanyahu planea ocupar toda gaza, 5 de agosto de 2025 (
- Sara Tejada: Polémica por la participación del «think tank» de Toni Blair en proyecto que proponía un «Trump Riviera» en Gaza, 8 de julio de 2025 (
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